20190903

En un artículo publicado en 'Estrategia Empresarial', el director de Formación de Confebask, Asier Aloria, destaca entre otras cosas, que "tenemos la experiencia y la interlocución necesaria para ampliar la relación entre el sistema educativo en general y la empresa vasca. Desde Confebask partimos de una convicción: el binomio universidad / empresa es imprescindible...Y por eso, participamos en la 1ª Estrategia vasco Universidad+Empresa puesta en marcha hace dos años, y que ya es referente en el Estado e incluso en la Comisión Europea. Perseguimos objetivos concretos. Por ejemplo, seguir impulsando la formación dual universitaria, con un contrato ‘ad hoc’ – hoy en día inexistente – que permita dar cobertura legal al compromiso empresarial en Euskadi. Las empresas vascas quieren utilizar la vía del contrato para sus alumnos-aprendices en formación dual universitaria, pero para eso, necesitan que el Gobierno Central lo posibilite, algo que llevamos pidiendo ya varios años, pero todavía sin resultado. No cejaremos en nuestro empeño". (Leer más en Confebask)

Según la patronal vasca Confebask, la previsión de los perfiles formati­vos más demandados por las empresas vascas(48,2%) en 2018 fueron los ciclos formativos de FP, con 15.000 ofertas, frente al 28% de los puestos que precisaron un perfil universita­rio. Fabricación Mecánica fue la rama más demandada en FP y las ingenierías entre los perfiles universitarios. El Infor­me sobre Necesidades de Empleo y Cualificaciones de las Empresas Vas­cas apunta que seis de cada diez uni­versitarios a los que se preveían con­tratar en 2018 eran ingenieros. En concreto se proyectaba la contrata­ción de 5.200 ingenieros e ingenie­ras, casi un 40% más que dos años antes. En general, los estudios de las ramas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son los que realmente se llevan el gato al agua del mercado laboral vasco.

La actividad en la planta de Mercedes Benz en la capital alavesa recuperó ayer la normalidad tras el paréntesis vacacional de agosto. La cadena de montaje volvía a registrar sus niveles de producción habituales, aunque durante las tres próximas semanas, los jueves y viernes la maquinaria estará parada en el turno de noche. Esta decisión que tomó la dirección a finales de julio está condicionada por el nuevo ajuste productivo anunciado entonces, el tercero en lo que va de año, y que recorta el número de vehículos fabricados en otros 4.300, con lo que la cifra se queda en 143.700. La crisis del diésel ha golpeado con virulencia a la principal industria vasca, cuya producción de vehículos con este combustible supone más del 85%. 

La mala racha que atraviesan las ventas de coches se agravó en agosto con un desplome de casi el 31% en España y del 25% en Euskadi. En este caso, al menos, hay una excusa y es que en agosto del año pasado se batieron récords, con aumentos del 49% y del 40%, respectivamente, debido a los descuentos de los concesionarios para liberar stock no homologado ante la entrada en vigor el 1 de septiembre de la nueva normativa de emisiones WLTP. Este ejercicio también ha habido una pequeña campaña de ofertas por la aplicación de otra regulación a partir del domingo (la medición RDE), pero su efecto ha sido muchísimo más limitado. Y de ahí el brutal descenso.

La industria europea sigue en caída en agosto y lastra tanto el crecimiento del PIB como el avance del empleo en el tercer trimestre, de acuerdo con los últimos datos del Índice de Gestores de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) que publica la consultora Markit. Según estas cifras, esta debilidad del sector manufacturero podría traducirse en un retroceso de la producción industrial de en torno al 1% entre julio y septiembre, lo que frenaría el conjunto de la economía hasta el 0,1% o 0,2% en este periodo. En concreto, el PMI de la eurozona se sitúa en 47 puntos en el octavo mes del año, cinco décimas más que en julio, pero no deja de tratarse de una cifra negativa, ya que un dato por debajo de 50 indica contracción.

La competencia de destinos vacacionales más baratos y otras tensiones económicas se notaron en julio en la llegada de turistas. Visitaron España un total de 9,9 millones de extranjeros, un 1,3% menos que un año antes. Por segundo año seguido, el mes de julio registró descensos en la llegada de turistas. Si el año pasado fue una ola de calor a principios de verano la que convenció a muchos centroeuropeos de quedarse en sus países o retrasar sus vacaciones, este año, aunque hubo una nueva ola de calor a finales de mes, la causa hay que buscarla en la competencia del otro lado del Mediterráneo (Turquía, Egipto o Túnez ofrecen destinos playeros a precios, en general, más competitivos que España) y a la incertidumbre económica derivada de la creciente posibilidad de un Brexit duro (que lastra la libra) o la amenaza de recesión en Alemania. Todo ello hace a británicos y alemanes, los principales consumidores del sol y playa español, más sensibles al precio.

El temor de que el proceso de ralentización de la actividad económica se acelere en los próximos tiempos se extiende cada vez con mayor intensidad. Incluso el Banco de España, que recientemente revisó al alza su previsión de crecimiento para este año –lo mismo que lo hicieron los principales organismos internacionales– considera muy probable que la inflexión actual se acentúe en el futuro porque los riesgos se orientan claramente a la baja. En su reciente intervención en la clausura de los cursos de La Granda (Asturias), el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dibujó un panorama no muy positivo para la economía europea –el principal factor a la hora de marcar la evolución de la economía española– señalando al tiempo que precisamente España no se encuentra especialmente preparada para hacer frente a una situación que se deteriore más deprisa de lo previsto.

La salida de Aernnova, el año pasado, del fondo de capital riesgo Sprinwater, pilotado por el alemán Martin Gruschka ha tenido un efecto colateral en la retribución a los socios del spinoff de Gamesa dedicado al diseño y a la fabricación de aeroestructuras. Springwater, que ha tenido varios problemas en empresas españolas que han solicitado el concurso de acreedores, vendió en enero de 2018 su 47% valorando el 100% de la compañía con sede en Álava y presidida Iñaki López Gandásegui en algo menos de 1.000 millones de euros. Pero antes, tanto el fondo como los directivos, entonces con un 52%, se repartieron un superdividendo de 140,5 millones de euros.

MásMóvil es el único operador de telecomunicaciones con posibilidades claras de adquirir la filial española de BT, una firma especializada en soluciones para grandes empresas, que la multinacional británica de las telecomunicaciones puso a la venta este verano y que está entrando en su fase final. BT puso en marcha el proceso de venta el pasado mes junio y contrató a Credit Suisse como banco asesor para el proceso de criba de los candidatos. Por otra parte, MasMóvil vuelve a ganar la batalla de la portabilidad en el mes de agosto, un periodo marcado por la pugna comercial entre las telecos por la nueva temporada del fútbol televisado y el comienzo del curso. La operadora que dirige Meinrad Spenger ha ganado un total de 15.000 líneas móviles en agosto, según los datos obtenidos por Cinco Días, que deben ser confirmados por la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia (CNMC).

Euskaltel, el quinto operador español por tamaño, ha cerrado en agosto el primer mes en el que el saldo neto de la portabilidad es negativo tanto en el negocio fijo –en el que perdió 3.400 clientes– como en el del segmento móvil, donde se dejó 2.800 líneas. Fuentes del sector señalan que el cambio de tendencia se ha debido, sobre todo, al aumento de la presión competitiva que han realizado tres de sus grandes rivales –Orange, Vodafone y MásMóvil– en las regiones donde Euskaltel tiene su base de clientes principal, es decir, País Vasco, Galicia y Asturias. 

Iberdrola está en racha y parece con el viento a favor en Bolsa. Ayer marcó otro récord mientras se rumoreaba que podría entrar a formar parte del índice Stoxx 50, que agrupa las 50 mayores compañías de 18 países europeos. Toca revisión del índice y la eléctrica española está en las quinielas, aunque al cierre de esta edición no se conocía el resultado oficial. La eléctrica española marcó ayer máximo histórico en 9,44 euros y sube ya un 40,74% con dividendos en lo que va de año. Su capitalización superó ayer los 60.000 millones de euros. El gran paso lo dio el 14 de agosto, cuando desplazó a Santander del segundo puesto por capitalización en la Bolsa española. Su buena diversificación geográfica, ya que tiene negocios en EEUU, Brasil, México y Reino Unido, y estratégica, gustan a los analistas. Destacan también su solidez financiera. Su apuesta desde hace tiempo por las energías renovables está dando sus frutos.

La última propuesta realizada por el grupo público Sepi a los trabajadores de La Naval de Sestao –renunciar a su derecho a reincorporarse a Navantia a cambio del pago de una importante cantidad de dinero– ha cosechado aparentemente un notable éxito. Aunque todavía no hay una petición formal, casi 70 empleados del astillero vizcaíno han mostrado su disposición a elegir esa vía, aseguran fuentes conocedoras del proceso. Están a la espera de que Hacienda concrete si lo consideraría ‘renta irregular’, para que una parte esté libre de impuestos. Las ofertas para retomar la actividad siguen paralizadas a la espera de una decisión judicial. 

“Si nos convocan no iremos a las reuniones para hacer un nuevo Estatuto de los Trabajadores si previamente no hemos llegado a un acuerdo para derogar la reforma laboral”. Este es el mensaje lanzado ayer por el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, al Gobierno en funciones y posible futuro Ejecutivo. El líder sindical retoma así la exigencia de su central de derogar esta norma totalmente y no solo parcialmente, como negoció el Gobierno de Pedro Sánchez hasta junio, antes de la convocatoria electoral. Pepe Álvarez advierte de “consecuencias” si no se deroga la reforma laboral. El líder ugetista aboga por un pacto programático. Quiere restringir las causas económicas del despido y recuperar la autorización administrativa para los ERE. 

Aunque el desencadenante de la crisis habrá sido original, sus efectos son los de siempre, viejos conocidos para los argentinos de a pie: devalua­ción del peso, inflación, angustia co­lectiva, controles de cambio, rumo­res de todo tipo, algunos apocalipti­cos, retiro de depósitos de los bancos, sucursales en las que se cae el sistema informático, la banca digi­tal que no funciona y la sensación de que el mito de Sísifo no es griego. Cada vez que los argentinos intuyen que la roca que empujan está por lle­gar a una cima, confiados en otear por fin un panorama diferente, ruedan cuesta abajo aplastados por la enésima crisis. 

La realidad económica global ha suministrado ya suficientes elementos de juicio para que dejemos de refugiarnos en el tópico de la incertidumbre. El próximo año será peor que el actual. La política monetaria convencional está poco menos que agotada, especialmente en Japón y en la eurozona. El estigma de una “curva invertida” ha extendido la inquietud a los más prudentes inversores. Sobre la economía mundial concurren indicadores que anticipan que el próximo año será bastante peor que este. Su influencia ya se refleja en los de confianza, en la formación de las expectativas de las empresas y de las familias. Y en ese considerable ascenso de las búsquedas en Google del término “recesión”.

El ecologismo de hoy en día ha degenerado en una ideología tan totalitaria como el comunismo, con el que comparte no sólo adeptos, sino también el uso masivo de la mentira. La superstición interesadamente histérica que es la teoría cambio climático antrópico, ciega al método científico y a los datos, es quizá el mayor ejemplo de ello, una lamentable mezcolanza de ideología anticapitalista y maltusiana, propaganda, ambición de poder y el más siniestro paganismo que transforma a la Tierra en diosa y al hombre en un malvado virus que hay que erradicar. El cambio climático tiene poco que ver con la ciencia, y mucho con el poder y la política, y con el establecimiento de un gobierno mundial que decida cuántos hijos podemos tener, qué coche podemos conducir y cuánta carne podemos comer. Cuando en 1979 el alarmismo vaticinaba una nueva Edad de Hielo por la caída de temperaturas acaecida aproximadamente desde 1940 hasta 1975 (sí, a pesar del aumento de CO2), el ecologismo de entonces vociferaba “¡Enfriamiento global!” (no es broma), culpando, cómo no, a la malvada industrialización capitalista porque, según ellos, la contaminación impedía a los rayos solares calentar la Tierra. Tras el suave aumento de temperaturas de las siguientes décadas, la consigna mudó a “calentamiento global”.