20190728

Año 2030. Es una fecha que está a la vuelta de la esquina y en la que Euskadi habrá perdido 95.000 personas en edad de trabajar producto de las jubilaciones, un panorama demográfico en caída libre y la limitada aportación de los inmigrantes, que se asientan en otras zonas de España. EL CORREO ha recabado el punto de vista del Gobierno de Urkullu, la patronal Confebask, el principal sindicato vasco –ELA– y un investigador de la Deusto Business School. Eduardo Zubiaurre, presidente de Confebask: la falta de personas supone un reto «no sólo para la empresa, sino para toda la sociedad vasca en su conjunto», porque «si las empresas no pueden contar con personas preparadas y en número suficiente, su competitividad quedará tocada; y consecuentemente también la prosperidad futura del país». «Ante el hecho cierto de no poder contar con las personas suficientes y con la cualificación adecuada, debemos ser capaces de cuidar el talento». «Esto no es tarea exclusiva de la empresa. La sociedad vasca en general, y su sistema educativo en particular, también debe sumarse". 

La solidez de sus cuentas, la internacionalización, el alto nivel tecnológico y en algunos casos la falta de sucesión han colocado a nuestro tejido industrial en el radar de los fondos de capital riesgo y de empresas foráneas deseosas de invertir en firmas del territorio. En los últimos tres meses al menos seis compañías han acordado la entrada de nuevos socios o han sido directamente compradas. Se trata de Pesa, Elmubas Ibérica, Interal, Ekolber, ComyTel y Laulagun, esta última vendida por Portobello al grupo francés Legris el pasado jueves. En ciernes se encuentran otras operaciones, con Ibermática entre las candidatas. Los expertos en este tipo de operaciones afirman que se refuerza la capacidad financiera y la internacionalización, mientras que el riesgo de deslocalización es mínimo. Ignacio Muñoz, CEO de Angulas Aguinaga: «La entrada de un fondo es una oportunidad para crecer y atraer talento».

La junta general extraordinaria de accionistas de Tubos Reunidos dio ayer oficialidad a los acuerdos alcanzados a finales del pasado junio con la banca para la refinanciación de la totalidad de su deuda financiera, de 351 millones de euros. La reestructuración cuenta con el respaldo prácticamente unánime de las entidades financieras y bonistas implicados y alcanza a más del 99% de la deuda. La empresa alavesa fabricante de tubos sin soldadura enfatizó que «este respaldo de las entidades constituye un importante paso que permite a Tubos Reunidos contar con un escenario financiero estable para desarrollar su plan de negocio». En la firma trabajan 1.460 personas distribuidas en Amurrio –la sede principal–, Trapagaran, Vitoria y Estados Unidos. La compañía se ha visto sacudida en los últimos años por los vaivenes del precio del petróleo y más recientemente por los aranceles impuestos por Trump, que gravan el precio de los tubos en un 25% en el momento de su entrada al país y que suponen una dura losa para la firma vasca, que obtiene el 40% de su facturación en Estados Unidos.

«Cada proyecto es un mundo». Susana Lasa dirige Lanik, una empresa centrada en el diseño, fabricación y montaje de las estructuras que envuelven los edificios: cubiertas, fachadas y estructuras retráctiles. La compañía donostiarra ha participado en una gran cantidad de proyectos, entre ellos se encuentran Tabakalera, el Buesa Arena (Vitoria-Gasteiz), el campo de La Rosaleda (Málaga), el Madrid Arena, el Ayuntamiento de Madrid, el aeropuerto de Marrakech (Marruecos) y muchos otros a nivel internacional. A todos ellos acude con un producto propio, denominado estructura espacial, «una solución arquitectónica con unas cualidades bien diferenciadas con respecto de otro tipo de estructuras». "Mi idea principal consistió en generar un cambio en la cultura de empresa, valores y gestión orientado a dar relevancia a las personas. Cambié la forma en la que se organizaba Lanik para poner en valor el conocimiento de nuestros trabajadores. También me preocupé por conceder más apoyo a los gerentes de los proyectos". 

En Vitoria aguardan con inquietud la reunión que celebrarán mañana la dirección de Mercedes y el comité para analizar cómo transcurrirá la segunda parte del año. El temor es que haya un nuevo recorte en la producción, el tercero en lo que va de ejercicio, y se hagan menos de las 148.000 furgonetas previstas. De aplicarse nuevos ajustes, podría haber un ERE de suspensión de jornada para adecuarse a la nueva realidad. Es lo que temen los 5.000 empleados de la planta alavesa, responsable del 5% del PIB vasco y del 15% de las exportaciones. El pasado mayo, en la Zona Franca de Nissan Barcelona, los trabajadores pactaron la reducción del personal en 600 efectivos. En Landaben se conocía la adjudicación de un tercer Volkswagen a la factoría pamplonesa. Es la cara de la moneda de un sector sumido en la incertidumbre y que muestra un dispar horizonte.

El presidente de la Asociación guipuzcoana de Hostelería, Mikel Ubarrechena, advierte de la falta de personal de barra formado, de que los ‘sambenitos’ que se le atribuyen al sector no son del todo ciertos (aunque hay excepciones), y de que no se debe culpar a los turistas de los picos de saturación, porque, a su entender, los producen en mayor medida los que se acercan a pasar el día y no tanto los que pernoctan.  Remarca que si tanto interés despierta el modelo guipuzcoano en el extranjero, por algo será. Miami, Japón o Corea se han interesado recientemente por las claves de las que se vale Gipuzkoa para ser un destino turístico y gastronómico «sostenible», pero ese éxito no debe eclipsar otros puntos que tienen un mayor margen de mejora.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, amenazas de Donald Trump sobre la imposición de aranceles a productos básicos para la industria exportadora europea como los automóviles, la salida de Reino Unido de la UE, y en el ámbito local un clima político marcado por la incertidumbre. Este breve resumen de la situación actual es el contexto sobre el que se sustenta el crecimiento de la economía española, por extraño que parezca. Todos los organismos económicos nacionales e internacionales han revisado al alza sus previsiones de crecimiento para España en 2019 y mantenido las de 2020. Todos los expertos apuntan a que la demanda interna está siendo el empuje fundamental del crecimiento económico nacional. El consumo de los hogares está compensando otras malas cifras como la caída de las exportaciones. Sin embargo, estas buenas noticias podrían ensombrecerse a lo largo de este año. 

Según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en el 75% de los anuncios publicitarios aparecen mujeres, pero sólo en el 6% se las representa en posiciones de poder. En la empresa apenas se oye su voz en los consejos de administración y comités directivos. El dato es elocuente: los hombres ocupan el 78% de los puestos directivos en la muestra que presenta el Barómetro de Deloitte para Negocios. Por más que las empresas se expresen concienciadas sobre este aspecto, escama el desequilibrio en favor de los hombres que también se produce en mandos intermedios, donde el porcentaje está en un 64%-36%. Una mayoría de corporaciones españolas está en contra de reservar determinados puestos directivos por sexo como herramienta que consiga la igualdad. 

La cadena se beneficia de la crisis de Dia y Eroski y lidera la implantación de las marcas alemanas en el mercado nacional, muy por delante de Aldi. Algunos productos como el robot de cocina o la crema antiarrugas tienen mucho éxito. Su estrategia ha evolucionado hacia una mayor sofisticación y ha renovado las tiendas. Durante años, la gran historia de éxito de la distribución alimentaria española ha sido la escalada de Mercadona hacia el liderazgo del sector. Sin que la cadena valenciana haya aflojado su velocidad de crecimiento, estos últimos años los analistas del retail empiezan a fijarse en otro fenómeno emergente; el paseíllo triunfal de las dos empresas del llamado discount o descuento alemán, Lidl y Aldi. 

“No nos gusta lo que vemos. No acepto la baja inflación”, dijo el jueves. Draghi solo tiene tres meses. Pero sus planes van más allá de esa fecha. Hace un año, Mario Draghi podía fantasear con una retirada tranquila del Banco Central Europeo. Vencida la crisis financiera, con sólidos datos de crecimiento y empleo, 2019 sería el momento de volver poco a poco a la ortodoxia. E incluso despedirse con la que habría sido la única subida de tipos de interés en sus ochos años de presidencia. Pero ese escenario lleva tiempo enterrado. Por si había alguna duda, el jueves terminó de despejarlas al perfilar un plan de acción: el italiano se irá del BCE por todo lo alto, con una traca de estímulos que marcarán el futuro de la institución mucho más allá del 1 de noviembre, día del desembarco de Christine Lagarde como nueva máxima responsable de la política monetaria europea.

Pekín intenta potenciar su consumo interno para hacer frente a la guerra comercial que mantiene con EEUU. El conflicto acelera la recolocación de factorías instaladas en China hacia destinos del sudeste asiático. El pasado mayo el presidente Xi Jinping aludió a la <<larga marcha» de las fuerzas comunistas de Mao Zedong para aleccionar a su pobla­ción sobre los riesgos que presenta este nuevo periodo donde el creci­miento del PIB chino se ha ralentiza­do a niveles anteriores a 1992. El economista Xiaosong admitió que el rifirrafe comercial con Estados unidos puede costar a su país hasta un 1,3% del crecimiento del PIB. 

El 22 de julio de 1944, un mes después del Día D y uno antes de la liberación de París por las tropas aliadas, concluyeron los 22 días de la Conferencia Monetaria y Financiera de Naciones Unidas, celebrada en un hotel de Bretton Woods, Nuevo Hampshire. En el ánimo de sus convocantes y de la mayoría de los 44 países que asistieron estaba el convencimiento de que el desarrollo económico y la estabilidad financiera eran condiciones necesarias para garantizar la paz mundial. La mayor complejidad exigiría hoy una mayor coordinación que hace 75 años, pero la tendencia es la contraria. 

Gobierno, estabilidad, legislatura. Pedro Sánchez cerró el debate de investidura del martes con estas palabras. Un deseo que, más allá de opciones ideológicas, reclaman las empresas para conseguir que la política aporte, y no reste, credibilidad al mercado. Lo que siguió fue la votación perdida por el presidente en funciones, que abrió un escenario inédito en el país. Porque con los actuales Presupuestos Generales prorrogados, queda en el aire el desarrollo y aprobación de las cuentas para 2020 y se congela el necesario debate sobre la nueva financiación autonómica. La investidura fallida hace saltar por los aires la estabilidad que reclaman las corporaciones. 

Pedro Sánchez rechazó a Podemos en privado para no inco­modar a la patronal en muestra del habitual doble lenguaje gu­bernamental. No obstante, en Podemos admiten que el presi­dente de CEOE, Antonio Gararnendi, aunque fue muy cordial el pasado dia 18 con Iglesias, le dijo sin matices que rechazaba su programa económico. «Nos dejó claro que el Pablo que pre­fiere que gobierne CEOE es otro, es Pablo Casado», asegura un alto dirigente de Podemos. Garamendi siempre sostiene públi­camente que no quiere que gobiernen los extremos. 

Iván Redondo, el jefe de Gabinete que está llevando al límite al presidente, es la persona señalada por Podemos como el gran causante del fracaso de la coalición. La entrevista a Iván Redondo tiene 138.307 visualizaciones en el canal de ‘Youtube’ de ‘La Tuerka’, el programa de Pablo Iglesias. Corría abril de 2016. Por aquel entonces, la España de la moción de censura era algo inimaginable, pero el país ya había comenzado a reinventarse a costa del bipartidismo. España se encaminaba a la repetición electoral después de que Pedro Sánchez fracasase por primera vez en una sesión de investidura tras ‘abrazarse’ con Albert Rivera. Qué tiempos... La entrevista de Iglesias al ahora jefe de Gabinete del presidente del Gobierno socialista dura una hora y tres minutos. La literatura sobre Iván Redondo (San Sebastián, 1981) es prolija pese a no alcanzar los cuarenta años. El aura mediática en torno a su figura se forjó trabajando para políticos del PP, como Xavier Garcia Albiol y José Antonio Monago, a quienes llevó al poder. También asesoró a aquel PP vasco de la ‘política pop’. Como dicen sus enemigos, «es un mercenario, no le importan los colores».