20190609

La escasa vocación femenina preocupa a las empresas, que asumen que no han sabido ser atractivas. Las TIC, que generan el 5% del PIB vasco y más de 20.000 empleos directos, ofrecen contratos estables y un potencial «extraordinario».El sector de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en Euskadi atesora un potencial «extraordinario» ya que lidera el crecimiento en actividad y también en empleo especializado y estable, pero mira al futuro con algunas inquietudes, relacionadas con la poca vocación, sobre todo en el género femenino, la escasez de perfiles técnicos y de gestión avanzada, y la movilidad del talento.

Un grupo de médicos lanza una plataforma para romper la rigidez de los estatutos y obtener más dinero en la venta de sus acciones. En el ideario colectivo de Bizkaia existe el convencimiento de que hay tres instituciones inamovibles: la Virgen de Begoña, el Athletic y el IMQ, una aseguradora y empresa de servicios de salud que también tiene una fuerte implantación en Álava y algo más residual en Gipuzkoa. Estadísticamente, el Obispado de Bilbao tiene razones para estar vigilante. El Athletic ha atravesado una temporada de infarto y el IMQ vive ahora una revolución interna. Dos de tres. Un grupo de accionistas de la aseguradora se ha movilizado para vender sus acciones al mejor precio posible. El IMQ, cuyos orígenes se remontan a principios de siglo, está configurada como una compañía a la que tan solo se puede acceder como accionista si eres médico y perteneces a su cuadro de profesionales –a ellos hay que sumar sus herederos–, pero con algunas rigideces importantes para la transmisión de las acciones. Sus estatutos conforman un laberinto proteccionista, que tiene varios caminos pero una única salida. 

La industria de la automoción vive sumida en una vorágine de acontecimientos. El cada vez mayor protagonismo del vehículo eléctrico, las guerras comerciales y la polémica del diésel, entre otras turbulencias, han llevado a este sector a moverse en un mercado global repleto de incógnitas. Sin embargo, lejos de amilanarse ante este escenario, o quizá como consecuencia del mismo, se siguen activando grandes operaciones, la última de ellas la por ahora frustrada fusión de Renault con Fiat. Estas megafusiones impactan directamente en Euskadi. Aquí radican 300 compañías dedicadas a producir componentes para automóviles, con una facturación el año pasado de 19.300 millones de euros, el 90% en el exterior. Las 302 fábricas registradas en el cluster vasco de automoción–asentadas en 32 países– dan trabajo a 100.000 personas, 41.000 de ellas en Euskadi.Ahora bien, estas grandes operaciones ¿son una oportunidad o un peligro para un sector clave en nuestra economía? 

El martes se presentaba el último Airbus A350-900 de Iberia en un acto repleto de guiños a Euskadi. Por una parte, su nombre, Juan Sebastián Elcano, en el marco de los 500 años de la circunnavegación del mundo que capitaneó tras la muerte de Fernando de Magallanes. La compañía rindió a su vez tributo a su fundador y primer presidente, el magnate bilbaíno Horacio Echevarrieta, dueño de los astilleros donde se construyó el buque escuela Elcano de la Armada. Pero lo realmente significativo es la participación de gran parte del clúster vasco de aeronáutica Hegan: 45 de las 65 entidades que lo componen están vinculadas al programa A350. Los veinte del tipo 900 que pretende incorporar Iberia hasta 2023 son solo una porción del ambicioso plan. En el horizonte aguarda el A350-1000, con el que Airbus marcará la próxima frontera. La principal aportación entre los miembros de Hegan corresponde a los socios a riesgo compartido –ITP Aero, Aernnova, Aciturri y Alestis–. Han puesto 700 millones sobre la mesa, de los que 250 millones corresponden a ITP.

«Esta empresa nació de las manos de mi padre y alrededor de toda la industria papelera que había en Euskadi en los años 60 y 70 «. El actual gerente de Orloga, Pablo Amunarriz, confiesa que «muchas de esas fábricas han ido cerrando», por lo que «hemos tenido que salir fuera para mantener viva nuestra actividad». Esto ha llevado a la compañía donostiarra a trabajar en países de Latinoamérica y Europa. «Nos hemos adaptado a los distintos mercados, porque cada lugar tiene su normativa y peculiaridades», argumenta. El gerente de Orloga explica que «la idea de que ‘el pez grande se come al chico’ ya no vale. Ahora, ‘el pez rápido se come al lento’, sin importar su tamaño»

El grupo vasco de servicios y soluciones tecnológicas Global Dominion quiere duplicar sus beneficios en cuatro años con una oferta más amplia para crecer en los mercados ya consolidados y en los nuevos en todo el mundo. Además, asegura que lo hará sin olvidar su compromiso con la comunidad en la que nació y, de forma especial, con sus accionistas, a quienes promete unos dividendos de un tercio de los beneficios a partir de este ejercicio. Así lo explica en el plan estratégico que ha presentado recientemente y que supone una hoja de ruta para el periodo 2019-2022. Actualmente, el grupo opera en 30 países, cuenta con una plantilla de 8.000 empleados y en 2018 logró un beneficio neto de 25,8 millones de euros, un 5,5% más que en 2017, con unas ventas que crecieron un 32%, hasta sumar 1.084 millones. Los resultados del primer trimestre sugieren que la empresa, de momento, está en el buen camino para lograr los objetivos que se ha marcado para los próximos cuatro años.

La política de matón funcionó. Donald Trump disparó por Twitter la bomba de los aranceles a México, se fue de gira por Europa dejando atrás frenéticas negociaciones para evitar la explosión y en cuanto volvió suspendió «indefinidamente» la subida de tarifas a «todos» los productos procedentes del vecino del sur, antes incluso de que entrase en vigor. Las concesiones que hizo México en estos ocho días le permiten apuntarse un tanto político que celebran sus bases y buena parte de la sociedad estadounidense, aliviada por el fin de la «invasión» y del predecible caos económico que habrían traído los aranceles. Entretanto, de la dañina declaración que había ofrecido el fiscal especial Robert Mueller la víspera de que el presidente inventase los «aranceles migratorios» nadie se acuerda. Al más puro estilo trumpiano, el acuerdo que le permite suspender «de forma indefinida» los aranceles es parco en detalles y abundante en superlativos, pero a sus bases nunca les importaron mucho los contenidos. Gracias al compromiso mexicano de poner en marcha «medidas sin precedentes» para reducir la inmigración ilegal, Trump se atribuye un éxito político que el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, celebró con cinismo.

La postura del presidente Donald Trump frente a Europa –manifestada de su habitual manera aparatosa a lo largo de su visita al Reino Unido – es incomprensible, además de muy inamistosa. No se entiende bien que un presidente americano, con escasos apoyos internacionales –podríamos decir que ninguno fuera de la extrema necesidad y la angustiosa conveniencia–, muestre tanto interés en debilitar a su principal aliado natural. Decir que apoya un ‘Brexit’ duro es absurdo, entre otras razones porque además de debilitar a Europa perjudicaría más al Reino Unido y su promesa de pactar (él dirá que conceder) un acuerdo comercial privilegiado me parece intolerable. No digamos nada de la excentricidad que supone proponer a Nigel Farage como líder del proceso. La política comercial exterior de la Administración Trump es un conjunto de provocaciones, maniobras negativas y ataques al sentido común. 

El Grupo SPRI ha abierto el plazo de solicitud del programa de ayudas dirigido a la ciberseguridad industrial, y más concretamente a proyectos que aborden la convergencia e integración de los sistemas de protección ante ciberataques para entornos IT/OT –tecnología de la información/tecnología operativa– en empresas industriales manufactureras. El programa está dotadocon 550.000 euros y financiará el 50% de los gastos e inversiones destinadas a hardware, software y gastos de consultoría e ingeniería con un límite de subvención de 18.000 euros por proyecto. El plazo de presentación de solicitudes finaliza el próximo 28 de noviembre. Es una iniciativa enmarcada en el compromiso del Ejecutivo vasco con la ciberseguridad industrial y la creación en octubre de 2017 del Centro Vasco de Ciberseguridad.

EI 11 Congreso de USO eligió a finales de 2017 a Joaquín Pérez como nuevo secretario general de la central sindical con el 99% de los votos. Se produjo así un relevo generacional en la secretaria general del tercer sindi­cato del Estado español con un eleva­do respaldo de la organización. El sindicalismo a la vista de la individualización de las relaciones labo­rales parece más necesario que nunca pero ¿un planteamiento de hace más de un siglo tiene sentido?

Habrá que esperar a comprobar los efectos en el mercado crediticio de la nueva ley, que aspira a desinflar los conflictos de los últimos años. Se exige ir dos veces al notario, una para constatar que se ha informado bien y otra para firmar. El banco tiene que dar al cliente un plazo de diez días para que analice toda la información. Para facilitar todo ese proceso, el lunes día 17 (oficialmente el 16, pero es domingo) entrará en vigor la reforma de la Ley de Crédito Inmobiliario. Su contenido supone un espaldarazo para los consumidores, quienes ganan terreno frente a algunas de las prácticas que realizaba la banca que, aunque legales, no superaban los criterios de buena comercialización y transparencia, según dictan numerosas sentencias.

El Gobierno vasco presentará este próximo martes las directrices de los Presupuestos Generales del País Vasco que, por primera vez, preten­den elaborarse con perspectiva de género. Con ello, el Ejecutivo quiere «profundizar» en las políticas de igualdad partiendo de la base nece­saria para poner en marcha cual­quier política: la distribución de los recursos. Aunque el compromiso por la igualdad es algo que se ha manifes­tado por el Ejecutivo a lo largo de toda la legislatura, la intención del Gobierno es que en esta ocasión las cuentas tengan una elaboración con un enfoque claro en este sentido. 

Ver un partido de fútbol va a dejar de ser una experiencia plana. Ni siquiera habrá televisor. Gracias a unas gafas de realidad virtual, el telespectador entrará en los vestuarios y saldrá al campo junto a los jugadores y podrá seguir el juego desde la parte del campo que elija, en tiempo real. Si en un viaje una persona recae de su vieja dolencia cardiaca no tendrá que esperar al regreso. Su cirujano de confianza le operará en remoto gracias a unos robots quirúrgicos que obedecerán sus órdenes al instante, aunque haya miles de kilómetros de por medio. Los campos se sembrarán no solo de trigo, sino de pequeños chips que controlarán todas las faenas, desde el riego a la recolección con tractores automatizados. Los hogares, las fábricas, los coches autónomos y, también lamentablemente, los arsenales de armas serán controlados a distancia sin el riesgo del retardo porque cuando se apriete el botón, la máquina o el dispositivo responderá en un milisegundo, lo que tarda el cerebro humano en accionar una mano o cualquier músculo.

Todos los que han seguido la visita de Donald Trump al Reino Unido seguramente tienen una escena preferida de desastre diplomático. Pero el momento que más ha contribuido a envenenar las relaciones con nuestro aliado —y a truncar cualquier posibilidad que hubiese de alcanzar el “tremendo acuerdo comercial” que Trump pretendía ofrecer— fue la aparente insinuación de Trump de que ese acuerdo implicaría abrir el Servicio Nacional de Salud británico (NHS, por sus siglas en inglés) a las empresas privadas estadounidenses. Eso dice algo de las cualidades de nuestro presidente, sobre quien lo mejor que alguien puede decir en su defensa es que no sabe de qué está hablando. Sin embargo, sí que sabe qué es el NHS, solo que no entiende cuál es su función en la vida británica. Al fin y al cabo, el año pasado tuiteó que los británicos se manifestaban en las calles para protestar contra un sistema sanitario que “iba a la quiebra y no funcionaba”. En realidad, las manifestaciones eran a favor del NHS y demandaban más financiación pública.

Día de novillos en el BEC. La mañana estaba fresquita, la cama del sábado resultaba agradable o, ¡quién sabe!, si tenían un plan mejor. Lo cierto es que más de 4.000 opositores a las 308 plazas de administrativo que ofrecía la Diputación foral de Bizkaia decidieron no acudir a la pruebas, celebradas ayer en Barakaldo. La diputada foral de Administración Pública, Ibone Bengoetxea, que visitó los pabellones 2 y 6 del recinto ferial, donde se celebraron los exámenes, no daba crédito a lo que veía, aunque se mostró muy cauta en sus comentarios. «Faltarán la mitad aproximadamente», se limitó a comentar.Aún así, a pesar de la monumental pira, la dirigente jeltzale se mostró satisfecha de la mayor Oferta Pública de Empleo (OPE) convocada jamás por la institución territorial. Un total de 8.752 personas, vizcaínos en su mayoría, se inscribieron originalmente con la presunta ilusión de lograr un puesto de trabajo fijo. «El objetivo que estamos persiguiendo es establecer una plantilla con un empleo de calidad y duradero», dijo la representante institucional. «Esta es la OPE más grande convocada por la Diputación vizcaína no sólo por el número de plazas, sino por el alto número de personas inscritas», recalcó.