20160625

Los británicos sorprendieron ayer al mundo al votar por su salida de la Unión Europea, provocando una estampida de los inversores en busca de refugio ante el temor a un largo periodo de incertidumbre económica y política en Reino Unido, hasta que pueda deshacer su actual relación con el resto del continente. Según los datos oficiales del referéndum celebrado anteayer, un 51,9% de los votantes en la consulta apoyó el denominado Brexit (salida de la UE), frente a un 48,1% que optó por la permanencia en el club europeo. La victoria del Brexit fue el producto de la confluencia de un electorado de edad avanzada, que añora la antigua pujanza del país, con el voto protesta de personas que han sufrido en su nivel de vida por la reciente crisis. En ambos segmentos caló el mensaje clave de la campaña proBrexit: cortar la inmigración europea, al salir de la UE, mejorará los salarios y los servicios públicos en el país.

El director general de la Confederación Empresarial Vasca (Confebask), Eduardo Aréchaga, no dudó en calificar de «mala noticia» la decisión de los británicos de salir de la UE, «una realidad ya absolutamente incierta». «Veremos cómo se puede gestionar su efecto progresivo en la economía real, pero no es un planteamiento bueno desde el punto de vista económico y empresarial», declaró. Respecto a esa gestión del proceso de desconexión que se abre a partir de ahora, Aréchaga estimó que «habría que intentar que, desde el punto de vista económico, sea lo menos perjudicial posible, que se haga con coherencia y de forma ordenada y que no sea un abandono completo».

El importante peso de las relaciones comerciales que mantienen el País Vasco y Reino Unido hará que, inevitablemente, la economía de Euskadi también sufra de alguna forma los efectos del abandono británico de la Unión Europea. ¿Hasta qué punto? Eso aún es una incógnita pero, de momento, sólo con las fluctuaciones que ayer ya comenzaron a sufrir la libra esterlina y el euro, cerca de medio millar de empresas vascas pueden ver afectadas sus cuentas de resultados de este mismo año. Casi 500 compañías vascas exportan regularmente sus productos o servicios a Reino Unido. De ellas, cerca de 300 son vizcaínas, unas 120 guipuzcoanas y el resto, alavesas. La economía británica tiene especial relevancia en destacados sectores productivos de Euskadi como la energía, la aeronáutica, la automoción, el material ferroviario o la máquina-herramienta.

«La economía vasca, enmarcada en la europea, se verá sujeta a las consecuencias que está provocando esta decisión». Con esta frase, el lehendakari, Iñigo Urkullu, reconocía ayer en una declaración institucional que el ‘Brexit’ afectará al desarrollo económico de Euskadi. No obstante, a renglón seguido trató de lanzar un mensaje de tranquilidad asegurando que «el Gobierno vasco cuenta con los instrumentos necesarios para garantizar la confianza, estabilidad y gobernabilidad que salvaguarden los intereses de Euskadi y de la ciudadanía vasca en este nuevo escenario».

La madre de todas las incertidumbres para los mercados de valores se hizo ayer realidad: los británicos votaron a favor de salir de la Unión Europea y, a partir de ahora, las derivadas de esta decisión no tienen precedentes. El resultado, inesperado por los mercados, provocó un ambiente de incertidumbre que se dejó notar en todas las bolsas del mundo. Primero, en las asiáticas, donde el Nikkei japonés cerró con una caída del 7,92% en respuesta a la apreciación del yen, que actuó de refugio. Las ventas siguieron en Europa, foco de las dudas. El Ibex español vivió su peor sesión de la historia, con una caída del 12,35%, por lo que superó el desplome del 9,15% de octubre de 2008 por la quiebra de Lehman Brothers. El índice cerró en los 7.787 puntos, muy cerca de los 7.746 de mínimo anual que marcó en febrero. En términos de valoración, esta caída histórica del Ibex supuso la pérdida de 60.018 millones de euros de capitalización bursátil.

El escenario con el que muchos operadores se fueron a la cama el día anterior se vino súbitamente abajo durante la madrugada, conforme el recuento de votos del referéndum británico otorgaba ventaja a los defensores del Brexit. Las horas sucesivas vieron movimientos convulsos en las divisas como hacía años que no se veían. El índice de volatilidad de divisas de JPMorgan firmó un alza del 23,6%, la mayor desde 2007. La libra esterlina se desplomó sin remisión frente a todas las grandes divisas del mundo. Su caída frente al dólar rondó el 9%, situándose en su nivel más bajo desde 1985, en los 1,36 dólares. Para los expertos, la debilidad de la divisa británica no ha hecho sino empezar.

Los bancos centrales mundiales volvieron a exhibir ayer las mismas armas con las que han combatido los episodios más convulsos a los que han tenido que enfrentarse en los últimos lustros. Como era previsible, el Banco de Inglaterra fue el más ágil y explícito, al señalar que tiene preparados 250.000 millones de libras (unos 307.000 millones de euros, al cambio actual) para apoyar el sistema financiero de Reino Unido, ante la volatilidad aparejada al Brexit. El presidente de la institución, Mark Carney, prevé que la salida de Reino Unido de la Unión Europea traerá un periodo de «incertidumbre y reajuste», pero aseguró sentirse preparado para minimizar su impacto. Poco después, el BCE comunicó al mercado su disposición a proveer «liquidez adicional, en caso necesario, en euros y moneda extranjera». La institución europea manifestó estar en estrecho contacto con otros bancos centrales, una cooperación a la que también se refirieron la Reserva Federal de EEUU y el Banco de Japón, que hicieron anuncios similares.

La salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) también tendrá un impacto sobre la periferia. Más allá de las turbulencias de mercado que erosionarán los bolsillos y la confianza de los ciudadanos, el problema radica en que Reino Unido constituye un generador de demanda para la eurozona. Prácticamente todos los países salvo Irlanda tienen superávit comercial con Reino Unido. Según un informe de Standard & Poor’s, España representa el país grande de la UE con más exposición al Brexit, por encima de Francia, Alemania e Italia.

La incipiente recuperación europea se verá afectada por la inesperada decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea. La incertidumbre provocada por el Brexit –que desató ayer la mayor caída de la historia del Ibex 35 y un desplome de la libra hasta niveles de 1985 (ver págs. 4 a 11)– no sólo hundirá a Reino Unido en una nueva recesión, un país que podría perder hasta cinco puntos de crecimiento en los próximos años, sino que también podría restar hasta medio punto de crecimiento a España, según las estimaciones de los analistas.

Las grandes empresas españolas con presencia en Reino Unido mantienen su compromiso de negocio e inversiones en el mercado británico, pero se enfrentan a un duro golpe en el valor de sus activos y en su cuenta de resultados. La aerolínea IAG; Telefónica, en plena proceso de venta de O2; Ferrovial, propietaria del 25% de Heathrow; e Iberdrola, dueño de la eléctrica Scottish Power, son las más afectadas por el Brexit.

«¿Quieren los británicos votar por una recesión de fabricación propia?>>, preguntaba hace un mes el ministro británico de Economía, George Osborne. Pues la respuesta ha sido sí. La mayoría ha optado por salirse de la Unión Europea, pese a la más que posible recesión que esto supondrá para su economía, según casi todos los estudios realizados. La decisión de la quinta economía más grande del mundo de abandonar el club europeo abre un fuerte periodo de incertidumbre, no solo sobre el crecimiento de su PIB y su atractivo a partir de ahora para los inversores, sino también por la posibilidad del contagio a otras economías europeas.

La tasa de ocupación en Euskadi subió un 0,8% el año pasado gracias a la recuperación del sistema productivo, de manera que a finales de 2015 había en Euskadi 887.864 personas ocupadas. Así se desprende del Censo del Mercado de Trabajo, un estudio elaborado por el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco que mide el comportamiento de la actividad, la ocupación y el paro. Este estudio refleja que tras siete años de ininterrumpida recesión, en 2014 se inició la recuperación del sistema productivo vasco y aumentó la población ocupada. La evolución positiva del mercado de trabajo se mantuvo en 2015 al crecer el 0,8%.

Tras aprobarse en las juntas de los tres territorios las normas forales que daban luz verde a la publicación de los primeros registros de deudores con las haciendas vascas, el diputado del ramo en Gipuzkoa, Jabier Larrañaga, se mostraba confiado en abril en que la primera edición vería la luz en el mes de junio. El 31 de marzo fue el último día que tenían disponible los afectados para cumplir con sus deudas con el fisco y la previsión señalaba que la publicación del listado llegaría con el segundo semestre de este curso. Pero esa puesta de largo, no será «inminente». Parecía que los ritmos de las tres haciendas marchaban a la par y que el objetivo marcado por Gipuzkoa se podía cumplir, pero la puesta en común y los plazos necesarios para cerrar todos los procedimientos demorará la publicación del esperado listado, presumiblemente, y viendo el calendario, hasta después de las vacaciones de verano.

Las empresas parecen haber dicho adiós a la última gran crisis económico-financiera que sufrió al país. Hablamos en términos medios, como suelen recoger las estadísticas, y referidos a sus ventas, seguramente el mejor termómetro para medir sus posibilidades de continuidad. Y es que los últimos datos publicados ayer por el INE revelan que su cifra de negocios ha registrado el segundo mejor comienzo anual de los últimos seis años, al crecer su índice general un 1,9% entre enero y abril frente al 3,3% en que lo hizo durante el mismo período de 2011.

La patronal SEA-Empresarios Alaveses y los sindicatos UGT y CC OO rubricaron ayer el nuevo convenio de la industria de la madera que pone fin a ocho años sin acuerdo. De hecho, este documento llevaba sin firmarse desde 2008 –fue para el periodo 2006-2008– y había decaído en julio de 2013 por la aplicación de la reforma laboral. Este acuerdo es de eficacia general, y de obligado cumplimiento en consecuencia, puesto que las centrales sindicales UGT y CC OO representan al 54% del sector. De él se beneficiarán el millar de trabajadores –1.035, en concreto, según los últimos datos oficiales el Instituvo Vasco de Estadística (Eustat)– que ahora están empleados en las 150 empresas alavesas de madera.

El Consejo General del Poder Judicial puso en marcha ayer una aplicación informática para el cálculo de las indemnizaciones laborales por extinción del contrato de trabajo. El usuario sólo deberá introducir las fechas de inicio y de finalización de la relación laboral y el salario bruto. La herramienta le devolverá la cuantía que le corresponde con la garantía de que se ajusta a la jurisprudencia más reciente. El Consejo explica que su intención con esta iniciativa es ofrecer seguridad jurídica en el cálculo a los jueces, abogados, graduados sociales, procuradores, sindicatos, trabajadores, empresas, letrados de las administraciones públicas y ciudadanía en general.

La Fundación Bancaria Kutxa vivió ayer su primera gran revolución. Pacífica, pero revolución. Una concatenación de cambios, nombramientos y salidas de su patronato propiciados en la mayoría de los casos por la obligación legal de algunos de sus miembros más destacados de elegir entre la antigua caja de ahorros guipuzcoana y su participada financiera, Kutxabank. En esa tesitura estaban Xabier Iturbe y José Miguel Martín Herrera, presidente y vicepresidente de la fundación, respectivamente, quienes optaron por el banco. Las nuevas caras –salvando al representante de la Diputación, el contratista Guillermo Ibargoyen– no fueron tan nuevas o, al menos, no resultaron inesperadas. Y es que en el caso de Iturbe la maquinaria funcionó sola, ya que el nuevo presidente, Manuel Beraza Olabarrieta, ya figuraba como suplente del vicepresidente de Kutxabank cuando nació la fundación, en 2014.

La capacidad de predicción de los mercados ha quedado en entredicho con el referéndum del Reino Unido. Por eso hay que tomar con cautela sus previsiones sobre las elecciones españolas de mañana, aunque los bancos de inversión no se mojan demasiado, conscientes de que la incertidumbre es muy elevada. En general apuestan por un Gobierno en minoría liderado por el PP (con abstención del PSOE), al que ven frágil e incapaz de llevar a cabo las reformas necesarias. Pero no descartan una coalición de izquierdas, considerada la peor opción, e incluso unas terceras elecciones. No obstante, este pronóstico se realizó antes de conocer la histórica decisión de los británicos, que en su opinión puede jugar un papel importante al desatar el miedo y empujar el voto hacia las opciones más conservadoras, fuera de Unidos Podemos.