La huella de carbono, en inglés carbon footprint, es un indicador ambiental que mide las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) que generan las actividades económicas y cotidianas del ser humano. No solo las empresas emiten GEI a la atmosfera, una persona en su día a día también contamina. De ahí que la huella de carbono sea una métrica dirigida a medir el impacto medioambiental de las actividades desarrolladas por una empresa o una persona.
Tal y como se define en la Guía para el Cálculo de la huella de carbono y para la elaboración de un Plan de mejora de una organización del Ministerio de Transición ecológica, la huella de carbono mide la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto
directo o indirecto por un individuo, organización, evento o producto.
Este indicador ambiental mide las emisiones directas e indirectas de mínimamente estos 6 tipos de gases:
- El metano (CH4),
- El óxido de nitrógeno (N2O),
- Los hidrofluorocarburos (HFCs),
- Los perfluororcarburos (PFCs),
- El hexafluoruro de azufre (SF6)
- El dióxido de carbono (CO2). El más numerosos y el que más ha contribuido al calentamiento global desde 1990).
La huella de carbono nos ayuda a conocer el dato de la totalidad de GEI que emitimos a la atmosfera con el fin de poder posteriormente adoptar estrategias, iniciativas y medidas dirigidas a su reducción y compensación.
