Tras las elecciones vascas

«La posibilidad de que la política vasca se contagiara de la incertidumbre de Madrid nos preocupaba, porque la salida de la crisis no espera»

Artículo de Roberto Larrañaga, presidente de Confebask, publicado en "Estrategia Empresarial"

Roberto Larrañaga, presidente de Confebask

Transcurridas las elecciones al Parlamento Vasco, y a la espera de la formación del nuevo Gobierno en Euskadi, lo primero que podemos decir es que una de nuestras principales reivindicaciones se ha cumplido. La posibilidad de que la política vasca se contagiara de la incertidumbre de Madrid nos preocupaba, porque la salida de la crisis no espera. Y todo lo que añada dudas a un panorama económico todavía incierto lejos de ayudar, perjudica.

Finalmente, la sociedad vasca ha hablado, y parece que ese riesgo queda definitivamente conjurado. La estabilidad en Euskadi, en gran medida sustentada por la cultura del pacto y el diálogo entre diferentes, garantiza una transición suave hacia el nuevo gobierno y la continuidad de una serie de políticas, como la relativa a la industria, que se antojan clave para mejorar nuestra posición como país; y que exigen de una visión y una ‘misión’ a largo plazo: construir sobre lo ya construido para avanzar.

Eso, insisto, parece que se vislumbra a corto plazo en la política vasca. Una buena noticia por lo que supone además de respaldo social a esa apuesta por el ’acuerdo transversal’ frente a quienes insisten en el insulto, la bronca y el ‘NO a todo’ como ejes centrales de su discurso. Una ‘cultura del diálogo’ para buscar soluciones de país a la que, por cierto, Confebask y sus asociaciones miembro ADEGI, CEBEK y SEA siempre hemos estado abonados: sí al diálogo, sí al acuerdo también dentro de las empresas.

Más allá de esta primera consideración, lo cierto es que los empresarios vascos observamos el medio plazo con mucha cautela. Garantizada la estabilidad institucional como premisa ineludible para luchar colectivamente contra la crisis, queda ahora por tratar de aplicar una serie de medidas que, creemos, podrían reforzar nuestra economía y consecuentemente nuestro modelo vasco de bienestar social.

En ese sentido, una de esas medidas pasaría por rescatar la propuesta que Confebask ya hizo hace tres años: crear un fondo de reactivación económica, con aportaciones de ahorradores vascos, que se destinaría a financiar inversiones de empresas vascas rentables, así como para comprar acciones que ayuden a mantener los centros de decisión en Euskadi. Una idea que, por cierto, algunos partidos han recogido en sus actos de campaña electoral.

Creemos que es importante que las Administraciones Públicas incentiven la inversión para que las empresas, y especialmente las PYMES no dependan sólo de los bancos para financiarse y crecer.

Además, consideramos también que a medio plazo sería necesaria una reforma fiscal que permitiera a las empresas vascas competir en igualdad de condiciones tanto en la UE como en el Estado español. No podemos olvidar que, por primera vez en muchos años, desde el 1 de enero, los tipos máximos del impuesto sociedades, por ejemplo, son mayores en Euskadi que en territorio común, sin que eso, por cierto, haya mejorado la recaudación de las haciendas forales.

Adecuar nuestros impuestos a la media europea generaría un ahorro importante a las empresas vascas que podría destinarse a nuevas inversiones, contrataciones y a una mayor actividad. Somos conscientes de que el cambio no puede realizarse de la noche a la mañana, y de que hasta ahora, la crisis nos ha impedido plantear nada semejante. Pero sí creemos que, si se mantienen las previsiones de crecimiento, 2017 puede ser un buen momento para abrir ese debate.

Otra de las apuestas de Confebask y sus asociaciones miembro ADEGI, CEBEK y SEA de cara a los próximos años pasa por profundizar en la mejora del modelo vasco de Formación Profesional, especialmente la conocida como ‘formación dual en alternancia’, que hoy constituye una clara referencia en el Estado español y en Europa. Tenemos que implicar a más estudiantes y más empresas en un modelo que se ha revelado como una gran fuente de inserción laboral de nuestros jóvenes y de adecuación de la formación a la demanda concreta del tejido productivo vasco.

En ese sentido, es también clave mejorar la conexión universidad-empresa, avanzar hacia la ‘universidad dual’ aprovechando, precisamente, la experiencia de la FP y la labor de colaboración de más de 30 años entre Gobierno vasco, centros educativos y empresas.

En los próximos años habrá que tomar sin dudas muchas otras medidas que necesitarán de consenso entre todos y máxima colaboración entre los diferentes agentes sociales. Nosotros estamos dispuestos.