- Artículo de Eduardo Zubiaurre para la nueva plataforma de la Deusto Business School, ‘Open Alumni’
2021-06-21
Tanto en un reportaje publicado en el diario Berria como en un artículo en la recién inaugurada plataforma digital de la Universidad de Deusto, llamada ‘Deusto Business Open Alumni’, el presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre, ha puesto énfasis en varios de los grandes retos que deberá afrontar la empresa vasca, una vez superados los efectos de la pandemia. “Esta crisis pasará. Y será entonces cuando debamos afrontar otros retos que, desde hace años, llaman insistentemente a nuestra puerta. Uno de ellos es, sin duda, la falta de personas en número suficiente y con la cualificación requerida para atender las necesidades del tejido productivo vasco”.
En ese sentido, Eduardo Zubiaurre recuerda que “el descenso demográfico y el desajuste todavía existente en Euskadi entre lo que se estudia y lo que demanda la empresa vasca tienen una enorme relevancia, y está íntimamente unido a nuestro futuro como sociedad. Porque sin las personas suficientes y con las competencias requeridas, muchas empresas verán comprometida su competitividad. Y sin empresas, no hay desarrollo posible ni estado del bienestar”.
“Dos son las variables implicadas – continúa-. De un lado, el relevo generacional se complica…De otro, la necesidad de adecuar la formación a esa demanda, así como a los nuevos tiempos transformadores que se avecinan, es irrenunciable. En ese sentido, vamos a necesitar políticas específicas de cualificación y recualificación, un nuevo modelo de formación para el empleo ágil, flexible y adaptado, así como el mantenimiento de la apuesta por la formación dual, tanto para los estudios de formación profesional como en la Universidad. En definitiva, hay que redoblar la apuesta por un sistema educativo todavía más pegado a la realidad de la empresa”.
En resumen, los retos más importantes que, en su opinión, tiene por delante la sociedad y la empresa vasca son “demografía, formación, digitalización, medioambiente, tamaño empresarial, internacionalización, personas y el acuerdo interno dentro de la propia compañía para lograr proyectos asentados, con presente y futuro, basados en la competitividad y la responsabilidad de todos”.
Y concluye: “claro que, para eso, también es necesario concebir a la empresa como parte esencial e imprescindible de la sociedad en la que está erradicada. Y no, como un cuerpo extraño al que desprestigiar ‘de oficio’. Pero ese incomprensible déficit de reconocimiento social (grave, porque lastra el emprendimiento en nuestro país) lo dejamos para otro artículo”.
