20200505

Todas las empresas vascas tenían una cita a finales del mes de julio con Hacienda para liquidar el Impuesto de Sociedades y las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa ya habían aprobado aplazamientos que, en algunos casos, permitían diferir el pago de este tributo hasta diciembre y septiembre, respectivamente. Hoy, el consejo de Gobierno de la Diputación vizcaína va a darle otra vuelta de tuerca al asunto, para permitir que una parte de ese impuesto se difiera no unos meses sino un año completo, hasta julio de 2021. El objetivo es que quienes tuvieron beneficios en 2019, pero pueden entrar en pérdidas en 2020, encuentren en esta fórmula una medida de compensación y también un alivio a su maltrecha tesorería. La Diputación de Álava apuntó ayer que estudia un nuevo decreto foral de medidas fiscales. 

El diputado de Hacienda de Bizkaia, José María Iruarrizaga, se mostró ayer escéptico en torno a las posibilidades de afrontar una subida de impuestos, como reclaman ya desde los partidos de izquierda de la oposición. El responsable de las arcas forales recordó que el debate sobre la actual presión fiscal es un compromiso asumido por PNV y PSE desde hace tiempo, que debe desarrollarse a lo largo de este año y que tiene que partir de un análisis del impacto que han tenido las últimas reformas en IRPF y Sociedades. Pero, junto a ello, Iruarrizaga mostró sus dudas de que este sea el camino adecuado porque, dijo, «una subida de impuestos también genera una contracción en el consumo y eso puede afectar al conjunto de la economía y acentuar aún más la caída de ingresos».

Mercedes-Benz tiene en su factoría de Vitoria una cartera de pedidos que le garantiza a día de hoy la actividad durante tres meses, aunque la multinacional alemana da por hecho que sus previsiones de fabricación quedarán este año muy por debajo de las estimaciones iniciales. El parón provocado por el coronavirus en la planta alavesa –que cesó la actividad durante 6 semanas– y el miedo de los clientes están detrás del derrumbe de la producción en un 18%. De acuerdo con las previsiones actuales, el grupo pasará de fabricar las 159.000 furgonetas Vito y Clase V estimadas hace unos meses a 130.000. El director de la planta alavesa, Emilio Titos, admitió ayer en declaraciones a la televisión autonómica ETB que el Covid-19 está suponiendo un parón en seco en el sector de la automoción. “Si no están los concesionarios abiertos no vendemos, y si no vendemos no hay producción; no sabemos qué volumen vamos a producir, esa es la verdad, no queremos mentir a nadie”, reconoció el directivo.

Durante todo el mes de abril se matricularon en Euskadi 60 coches, una cifra que equivale a la mitad de lo que se vende en un solo día normal y un 98% menos que el año anterior. En España se vendieron 4.163, un 96,5% menos. Son los peores datos desde que se empezaron a llevar registros hace 20 años y el mayor desplome de la historia. El hundimiento era previsible teniendo en cuenta que los concesionarios cerraron a mediados de marzo, con el decreto del estado de alarma, aunque no por ello resulta menos impactante. Pese a que durante este mes se inicia la desescalada, el sector advierte de que, debido a la incertidumbre económica, puede ser el peor ejercicio desde 2012, con un desplome de las ventas de hasta el 45%. Reclama un plan de ayudas de 400 millones que incluya a los diésel y gasolina.

La dirección de Nissan tiene previsto retirarse deEuropa y concentrar su actividad en Japón, Estados Unidos y China. Una de las consecuencias sería el cierre de la planta de la Zona Franca de Barcelona, con unos 3.000 empleados y que, tras varios años en la cuerda floja, ahora podría recibir la puntilla. Nissan reconoció recientemente que la planta de la capital catalana no es viable sin la adjudicación de nuevos modelos.

El director de la planta de Michelin en la capital alavesa, la más importante que tiene el grupo en España, ya lo advertía hace dos semanas en una entrevista en este periódico. «Está siendo duro –decía en alusión al mes sin producción en las factorías–, pero todos somos conscientes de que lo peor está por llegar». Mariano Arconada anunciaba así un futuro lleno de incertidumbres en el sector de la automoción y con el paso de los días se han ido confirmando el desplome en los pedidos, la caída de las ventas... Hasta tal punto que el fabricante de neumáticos ya prepara un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para sus diferentes plantas industriales en España así como para la división comercial.

La dirección de la planta de Aernnova Aeroestructuras de Berantevilla trasladó ayer al comité de empresa sus intenciones sobre el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que los sindicatos ya se temían que iba a llegar desde hace casi dos semanas. La medida de suspensión de jornada afectará finalmente a 289 de los 450 trabajadores de la factoría y el periodo de duración será hasta el 31 de diciembre. La caída de un 30% en la producción lleva a la aeronáutica a presentar esta medida temporal para dos tercios de la plantilla de Berantevilla. El personal que trabaja para un proyecto del Airbus A220 no se verá afectado por la suspensión de jornadas. 

La beasaindarra, que tenía previsto dar cuenta mañana de sus resultados del primer trimestre, ha optado por acogerse a la posibilidad abierta en el Real Decreto-ley que puso en marcha el estado de alarma de aplazar esa presentación al mercado de su balance. La idea, según fuentes conocedoras de la situación, es incorporar la nueva realidad que ha impuesto en todo el mundo el Covid-19, que de una u otra manera ha trastocado planes y escenarios en todos los sectores. Mientras, subraya su liquidez y anuncia un nuevo contrato de 60 millones en Belfast. 

El grupo alemán del sector de reciclaje de metales Aurubis AG ha culminado la compra de la firma belga Metallo Group por 380 millones de euros, tras recibir la autorización de la dirección de la Competencia de la Unión Europea. Esta operación tiene incidencia en Bizkaia, ya que Metallo Group dispone de una planta productiva en Berango, la antigua Elmet, en la que trabajan unas 90 personas. Fue una de las pioneras en el reciclado de metales para usos industriales. 

Había un enorme malestar ayer entre los comerciantes vizcaínos por la decisión del Gobierno central de establecer, «a las 18.22 horas del pasado domingo», la forma de llevar a cabo la apertura de sus negocios tras permanecer cerrados 50 días. «No es de recibo que nos envíen el BOE la víspera y a última hora de la tarde de un domingo. Es inconcebible. Solo la lectura de la normativa constituía una locura. El informe del Ministerio de Sanidad incluye 14 páginas e iba acompañado, además, de un protocolo y guía de buenas prácticas comerciales con otras 32 hojas. A nadie nos ha dado tiempo a estar preparados con semejante precipitación», protestó Rafael Gardeazabal.

La opción de que los clientes puedan recoger los pedidos en los locales no convence a la mayoría de bares y restaurantes. «Perdemos más dinero». Algunos locales empezaron a preparar menús del día para sus clientes habituales. 

Pedro Sánchez no solo está encontrando voces contrarias a la prórroga del estado de alarma entre los partidos de la oposición. También el Círculo de Empresarios Vascos defiende que una nueva ampliación «ya no es imprescindible en la actual regulación» al considerar que existen «en nuestro ordenamiento jurídico instrumentos que posibilitan y hacen compatible una mayor cogobernanza». El comunicado fue respaldado por la patronal vizcaína, Cebek, que reclama también que la finalización del estado de alarma no suponga a su vez la expiración de los ERTE por fuerza mayor, para los cuales solicitan una prórroga.

CEOE publicó ayer un informe, realizado en colaboración con Deloitte y ESADE, en el que recogen una serie de medidas para afrontar la recuperación. «El proceso de vuelta a la normalidad no va a ser sencillo, ni rápido, y será desigual entre unos sectores y otros», advierte la patronal, que empeora sus previsiones económicas y augura que la caída del PIB será este año entre un 8%, en el mejor escenario, y un 15,5%, en el peor, aunque se decanta por que lo más probable sea un recorte medio en el entorno del 12%, contando con que haya un rebrote en otoño. Defiende que la pauta en el proceso de desescalada la marquen autonomías y ayuntamientos. 

Euskadi ha agotado en apenas un mes, justo en lo más duro de la pandemia, su límite de deuda para este año. Entre el 26 de marzo, cuando puso en el mercado 500 millones de euros en forma de bonos sostenibles, y finales de abril, la consejería de Hacienda y Economía ha captado 885 millones a través de distintos instrumentos, tanto de deuda como en líneas de crédito. Justo el techo autorizado en la Ley de Presupuestos vasca. El último arreón a la deuda vasca han sido 140 millones prestados por el BEI, que han servido para financiar gastos en sanidad. El Gobierno Vasco espera alcanzar un acuerdo con el Ejecutivo de Pedro Sánchez para ampliar ese tope «antes de verano». 

Las expectativas de negocio de las empresas vascas han dado un radical giro de 180 grados en sólo dos meses. Si antes del ‘tsunami’ que ha supuesto el coronavirus en España un 73,7% de las sociedades implantadas en Euskadi presentaba expectativas buenas o muy buenas, hoy, por contra, son un 76,2% las que manifiestan tener unas expectativas malas o muy malas. Esta es al menos una de las conclusiones que se extraen de una encuesta realizada por Eusko Ganberak, el órgano que aglutina a las cámaras de comercio de los tres territorios vascos. Todos los sectores muestran un desplome importante de sus expectativas, si bien la caída se agudiza principalmente en hostelería, restauración, alojamiento, comercio y reparaciones. Además, las empresas más pequeñas, con plantilla inferior a los diez trabajadores, son las que indican tener unas expectativas más negativas.

Tras encajar el portazo de Pablo Casado a la cuarta prórroga del estado de alarma, Pedro Sánchez llamó al jefe de la oposición y en una tensa conversación teléfonica de una hora, le dio a escoger entre apoyar la ampliación o asumir la responsabilidad por «el caos» que asolará España. Un caos que cobra cada vez más forma después de que, anoche, Esquerra anunciase que votará ‘no’. Sus trece escaños son claves en la gobernabilidad de Sánchez y, ahora, mete aún más presión sobre los populares porque, si no se abstienen, el riesgo de que el estado de alarma acabe el sábado a las doce de la noche es muy real. La votación será de infarto, aunque si Casado opta por la abstención, el Gobierno lo tiene hecho.

Donald Trump vuelve a cargar contra China en medio de la peor crisis internacional tras la Segunda Guerra Mundial. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó ayer a Pekín con dar por concluida la primera fase del acuerdo comercial con China, que comenzó a principios de año, si el gigante asiático no compra el volumen acordado de productos agrícolas. “Vamos a tener que ver lo que pasa con la compra de productos por lo que ha pasado (el coronavirus). Se aprovecharon de nuestro país. Ahora tienen que comprar, y si no lo hacen, acabaremos con el acuerdo. Así de simple”, señaló Trump en una entrevista en la cadena Fox.

Con los pies en el suelo, pero con moderado optimismo. El Covid19 sigue con la tendencia a la baja en Euskadi. El Departamento de Salud confirmó ayer un total de 14 nuevos positivos y 12 fallecidos notificados en las últimas 24 horas. Para encontrar una cifra tan baja de contagios detectados por PCR, la técnica que permite comprobar si una persona tiene en ese momento el virus en su organismo –y, por tanto, la verdadera vara de medir de la evolución actual de la pandemia–, hay que retroceder hasta primeros del mes de marzo. 

55 días después, los italianos volvieron a salir ayer a la calle para pasear o hacer deporte sin limitaciones o ir a visitar a familiares, manteniendo eso sí la distancia y el resto de medidas de seguridad para evitar los contagios. En el primer día del desconfinamiento, 4,4 millones de personas volvieron a sus trabajos, principalmente en las manufacturas, la construcción y el comercio al por mayor, mientras que quedan aún unos 2,7 millones que todavía no han podido retomar sus actividades productivas. La relajación en las restricciones provocó un aumento en el tráfico urbano e interurbano y en el número de usuarios de transporte público, aunque sin que se produjeran grandes aglomeraciones y con la mayor parte de los ciudadanos llevando mascarillas.