20200415

Como un castillo de naipes, que requiere mucho tiempo y esfuerzo construir pero que se desploma en un instante, se ha comportado el entramado empresarial de Euskadi ante el primer impacto del Covid-19. Un informe de la patronal vasca Confebask reconoce que «marzo ha sido el peor mes nunca registrado en lo que respecta al tejido empresarial», debido al desplome contabilizado en el número de empresas y en el de autónomos. Ha supuesto perder el terreno ganado en el curso de los últimos seis años de crecimiento económico. Ver más en Confebask. 

Artículo de Pascal Gómez, presidente de SEA-Empresas alavesas. "Asistimos a un desolador escenario en el que gran parte de la red empresarial se va a encontrar próximamente en una situación de colapso y que debe evitarse con la mayor y necesaria urgencia. Solo así se evitará el cierre de numerosas empresas y autónomos y la pérdida de miles de puestos de trabajo. La pérdida, en resumen, del futuro de todos y todas. Empresas y trabajadores nos necesitamos. Las empresas necesitan de sus trabajadores tanto como los empleados de sus empresas. La situación a la que nos enfrentamos ha provocado una brutal crisis de ventas en empresas y autónomos...Es determinante la puesta en marcha urgente de medidas que permitan a las empresas y autónomos reducir sus costes fijos y para ello es fundamental una exoneración de la cuota de autónomos y de las cuotas a la Seguridad Social mientras dure el actual estado de alarma y con carácter retroactivo...Son las empresas y los autónomos los que crean los puestos de trabajo, los que protagonizarán la recuperación, los que regenerarán la economía. Debemos ser capaces de protegerlos con urgencia y con medidas excepcionales en estos próximos meses". 

La responsable de Trabajo, María Jesús San José, recordó que las empresas «llevan semanas preparando sus planes de prevención» y señaló que «ni Inspección ni Osalan habían recibido ninguna denuncia hasta el momento (era entonces mediodía, aunque Osalan confirmó a última hora sus apreciaciones)». La consejera expresó su malestar con las críticas recibidas de los sindicatos ELA y LAB, aunque sin citarlos, sobre la falta de compromiso del Gobierno vasco y de las firmas en este sentido. «Si no quieren que las empresas abran, que lo digan así, pero que no pongan en duda el compromiso de todos con la salud», señaló.

Un recorrido por diferentes pabellones permitía comprobar que la vuelta era tibia. La inmensa mayoría de las empresas abrió sus puertas y retomó la producción, aunque ninguna lo hizo al 100%, más bien al 30 o al 40%, tal como confesaban varios responsables. Una estimación en línea con las declaraciones ayer de la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, quien tras asegurar que aún era «pronto» para facilitar un dato sobre el porcentaje de actividad de la industria en la primera jornada tras el fin de la hibernación, se remitió a ese 30% como «mera intuición».

Nunca la planta fabricante de vehículos ha tenido una parada tan larga, un mes y medio sin producción, «sin entregar vehículos a nuestros clientes en más de 80 países y, por lo tanto, sin ingresar dinero en la caja», recordaba ayer el director de la fábrica, Emilio Titos, en una carta a su plantilla. «Somos la primera industria del País Vasco. Si nosotros no trabajamos, la economía de Euskadi se resiente», añadía. De hecho, el 5% del Producto Interior Bruto depende de la factoría de Mercedes. Por eso el primer ejecutivo de la multinacional en Vitoria considera necesario «mantener nuestra fábrica viva y arrancar paulatinamente nuestra producción para comenzar a suministrar los vehículos que tenemos comprometidos». Porque «una vez que haya pasado lo peor tenemos que pensar en cómo volver al trabajo».

La nueva era, que la institución financiera ha dado en llamar el Gran Cierre (Great Lockdown), tendrá un especial impacto en España, uno de los países más afectados por el avance de un virus que se originó en China a finales de 2019. La caída del PIB en España en 2020 puede llegar al 8%, con un profundo impacto en el mercado laboral, con 1,6 millones de parados más, hasta alcanzar lo 4,8 millones, y una tasa de desempleo del 20,8%. El Fondo, que por primera vez se ha visto obligado a celebrar su reunión de primavera de manera virtual, con esta caída del 8%, borra de un plumazo las perspectivas de crecimiento del 1,6% calculadas en enero. Si esta previsión se cumple, será el peor dato del PIB español desde que el Instituto Nacional de Estadística tiene registros (1970). Hasta ahora, la mayor caída anual se dio en 2009, cuando la economía se contrajo un 3,7%.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que, como resultado de la pandemia, la economía global se contraerá un 3% en 2020. Se trata del mayor descalabro económico desde 1930, según recordó ayer Gita Gopinath, la economista jefa del Fondo, al presentar sus previsiones económicas de primavera en un informe que tituló El Gran Confinamiento: La peor desaceleración económica desde la Gran Depresión. No obstante, deja margen para el optimismo. Suponiendo que la pandemia se disipe en el segundo semestre del año, la proyección es que la economía global rebotará un 5,8% durante el próximo ejercicio.

Las patronales de dos sectores de máxima importancia para la economía española coincidieron en reclamar al Ejecutivo medidas urgentes. Por un lado, la industria manufacturera, que considera “improrrogable” un plan de estímulos para recuperar la actividad, y, por otro, el comercio, cuya petición se sustenta en “la incapacidad de hacer frente a los gastos corrientes”, en especial de los alquileres de locales comerciales. En ese sentido, la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, formada por siete de las grandes patronales sectoriales (Anfac, de automoción; AOP, refino; Aspapel, papel; Feique, química y farmacia; FIAB, alimentación y bebidas; Oficemen, cemento, y Unesid, siderurgia), reclaman un plan para impulsar la inversión pública en infraestructuras, vivienda pública y rehabilitación, estimular la demanda del automóvil, reducir temporalmente las cargas fiscales, reducción de costes energéticos, y potenciar las exportaciones.

Desde ITP explican que a pesar de que en su sector «el nivel de incertidumbre es alto», están analizando «cuál puede ser el impacto en la demanda de clientes en los próximos meses y el necesario ajuste temporal de nuestra capacidad». En este contexto, estiman que en España «vemos que la mejor manera» para afrontar la situación «en la mayoría de los casos puede ser implementar un ERTE por causas productivas (reducción de tiempo de trabajo de forma temporal)». En la actualidad ITP Aero tiene nueve plantas productivas y centros de servicios en España, repartidos entre País Vasco, Madrid, Sevilla y Albacete, en las que trabajan unas 3.000 personas. En el caso vasco las plantas productivas son cuatro –Zamudio, Derio, Barakaldo y Sestao–, que tienen unos 2.000 trabajadores.

Lo habían pactado los sindicatos y la empresa. Siemens Gamesa se había comprometido a localizar en el mercado mundial test para detectar el Covid19, con el objetivo de detectar enfermos asintomáticos en su plantilla y evitar la extensión del contagio. Principalmente ante la vuelta a la actividad en sus plantas industriales esta semana, pero no sólo. También entre el personal de mantenimiento de parques eólicos, que forma parte de los servicios esenciales y que no ha dejado de trabajar desde que se decretó el estado de alarma. Pero no ha podido ser o, al menos, este compromiso no se ha podido desarrollar en su totalidad. El Gobierno español ha requisado una partida de test –unas 2.000 unidades– que la empresa había adquirido directamente en China. La operación no tiene nada que ver con la orden ministerial que ha mandado intervenir en los laboratorios para regular el precio de estos test.

El 82% de las empresas portuguesas se mantiene en funcionamiento, según una encuesta excepcional publicada por el Banco de Portugal y el Instituto Nacional de Estadística, que mide semanalmente el impacto económico de las medidas tomadas por el Gobierno para frenar la epidemia del coronavirus. A diferencia de otros países, el estado de alerta decretado en Portugal el 13 de marzo y posteriormente el estado de emergencia (21 de marzo) no obligaron al cierre de las empresas, ni siquiera a los restaurantes si se dedicaban al take away (para llevar) o a pedidos domiciliarios. Aún así, el 37% de los encuestados reconoce que, en la primera semana de abril, la facturación cayó un 50% y el 26% de los patrones dice que trabaja con menos de la mitad de sus empleados. “La economía del país está casi parada”, reconoció el ministro de Finanzas y presidente del Eurogrupo, Mário Centeno.

El comercio exterior de China cayó en marzo con una fuerza muy inferior a la prevista. Las exportaciones, que fueron las que más sufrieron, se contrajeron un 6,6% en tasa anualizada y medidas en dólares, mientras que las importaciones solo se vieron reducidas en un 0,9% con respecto a 2019. Medidas en yuanes –la divisa china–, las variables se comportaron incluso mejor: China vendió al mundo un 3,5% menos que en marzo del año pasado y compró un 2,4% más. En total, las transacciones sumaron 2,45 billones de yuanes (322.000 millones de euros), lo que supone un retroceso del 0,8%. Los datos de China contrastan con los del Corea del Sur, donde en los diez primeros días de este mes las exportaciones se desplomaron un 18,6% y las importaciones cayeron un 13%. Según la Organización Mundial del Comercio, la pandemia se traducirá en una caída del 32% en el comercio global.

«El plan puesto en marcha hace un mes ha funcionado razonablemente bien. Ha dado frutos. Los datos de la situación sanitaria indican que hemos contenido la expansión del coronavirus. Los expertos afirman que lo peor ya ha pasado y nos encontramos ante la segunda fase». Con esta frase pronunciada ayer por Josu Erkoreka, el Gobierno vasco anunciaba que la etapa más cruenta de la pandemia en Euskadi ha quedado atrás. Los buenos datos registrados desde hace ya más de una semana en medidores clave de la incidencia de la enfermedad –descenso en el número de nuevos contagios, de hospitalizados y de ocupación de las UCI– es lo que llevó al portavoz del Ejecutivo a realizar un balance optimista, el primero de esa naturaleza que difunden las autoridades vascas desde la estabilización del virus.

La cifra de muertos con coronavirus en las últimas 24 horas ascendió ayer en España a 567, un ligero incremento frente a los 517 decesos del pasado lunes, aunque el porcentaje de crecimiento fue similar al de la jornada anterior (en torno al 3%). Si hace 12 días se marcó el máximo con 950 fallecidos, desde el pasado viernes el número diario de muertes está alrededor de 600 —con pequeñas variaciones—, lo que confirma una tendencia descendente, si bien son ya 18.056 los fallecidos. En cuanto a los infectados, son 3.045 más que el día anterior, es decir, 172.541 en total, con un crecimiento del 1,8%. Es la primera vez que baja del 2%, cuando al principio de confinamiento se subía a una media del 20% diario.

La estrategia de palo y zanahoria que llevan escenificando durante las últimas semanas el PNV y los socialistas superó ayer una nueva etapa. No tanto por el fondo, sino por las formas empleadas para visibilizar las discrepancias que ambas partes mantienen a la hora de abordar la crisis del coronavirus. En una imagen pocas veces vista, una consejera del PSE afeó en público y en una comparecencia oficial al lehendakari y a sus compañeros de Gabinete jeltzales las críticas que han venido lanzando durante los últimos días a Pedro Sánchez.

Tras cuatro semanas de confinamiento por coronavirus, los austriacos iniciaron ayer el camino a lo que el canciller Sebastian Kurz calificó de «nueva normalidad». El despertar de la hibernación será largo, suave y progresivo, pero las calles de ciudades y pueblos de la república alpina disfrutan ya de esta ligera apertura. Las tiendas de menos de 400 metros cuadrados, que representan el 80% de la actividad comercial, reanudaron ayer su actividad y con ellas las grandes superficies de electrónica, bricolaje, túneles de lavado y jardinería.

Dinamarca reabre colegios y guarderías una semana antes de que Noruega lo haga. Mientras España entera sigue confinada y cuenta sus muertos diarios por centenares, los daneses, que nunca perdieron la libertad de movimientos, reabren guarderías y colegios, y escuchan cómo su jefe de la Dirección de Sanidad y responsable médico de la estrategia contra el coronavirus, se congratula por la evolución de la crisis en el país: «Miro las cifras de hospitalizados, de las UCI y de nuevos contagios, y resultan muy prometedoras. No cabe duda de que hemos doblegado la curva Es un gran éxito para todos”.

Entrevista con Luis Enjuanes, Virólogo. Para este científico, que trabaja con coronavirus desde hace 35 años, la epidemia demuestra que España tiene que apostar por la investigación.  Si la prueba del coronavirus le da hoy negativo –sería el segundo–, Luis Enjuanes volverá mañana a su laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), donde su equipo desarrolla una vacuna contra el SARS-CoV-2. «He estado trabajando en casa sin problemas, porque he tenido la suerte de encontrarme muy bien», decía ayer el virólogo español, a quien diagnosticaron que padecía Covid19 a finales de marzo. Estudia los coronavirus desde hace 35 años y, en los últimos 20, el grupo que dirige ha creado vacunas contra los causantes del SARS y MERS, primos hermanos del virus que nos tiene encerrados en casa. " En una emergencia como la actual, los gobiernos y las organizaciones sanitarias pueden pactar acortar los plazos por la necesidad imperiosa de generar protección. Creo que las vacunas más rápidas pueden estar listas en seis u ocho meses".