20200403

La paralización económica a la que se está obligando a la economía para tratar de contener la expansión de la pandemia del coronavirus, tiene ya cifras de impacto: en marzo, 10.974 personas se registraron en Euskadi como nuevos desempleados respecto de febrero; y, además, entre el 12 y el 31 del pasado mes se dieron de baja en la Seguridad Social otras 26.296 personas. A grandes rasgos, todos los agentes sociales y los expertos del Colegio Vasco de Economistas, Joseba Barandiaran, y el catedrático de Finanzas de la Deusto Business School (DBS), Fernando Gómez-Bezares, señalan que estamos «ante la primera radiografía fija de una ruptura en la economía». La patronal vasca Confebask reconoció que «nunca un mes de marzo había sido tan malo» y en abril «se continuará profundizando en la caída de empleo». Ver más en Confebask. 

El 78% de las empresas vizcaínas que han participado en una encuesta realizada por la patronal Cebek considera que el decreto aprobado por el Gobierno de Pedro Sánchez el domingo pasado, el 29 de marzo, que implicaba parar todas las actividades económicas e industriales que no fueran consideradas esenciales «tendrá consecuencias irreversibles y/o graves». Esta encuesta fue realizada el lunes 30 de marzo, antes de que se conocieran las aclaraciones del Gobierno que flexibilizan las restricciones productivas, pero la unanimidad era casi total, con el 84% de las empresas que consideran que llevar la paralización económica hasta esos extremos es muy cuestionable y que debiera haberse optado por otro tipo de medidas.

Entrevista con Sara de la Rica, catedrática de la UPV y directora de la Fundación Iseak. Considera que hay que esperar a primeros de mayo para poder hacer una valoración más en profundidad del impacto del coronavirus sobre del empleo. Con todo, adelanta que «a la vista de los datos de la segunda quincena de marzo, la caída de la afiliación en abril puede ser enorme». Además, remarca la experta laboral que si tuviéramos unas tasas de temporalidad más acordes con otros países, en torno al 10%, la afiliación hubiera caído menos, «ya que ha sido sobre todo a costa de estos empleos».

Los efectos del coronavirus sobre el mercado laboral están siendo devastadores. En apenas 14 días laborales, desde que comenzaron a notarse en la economía las consecuencias de la crisis, la caída del empleo no tiene precedentes: casi 900.000 afiliados menos a la Seguridad Social, que dejaron el volumen total en 18,4 millones a final de mes. El paro también ha roto sus registros negativos al subir en 302.265 desempleados, según los ministerios de Trabajo y Seguridad Social. En este golpe laboral no se suman los 620.000 afectados por ERTE ya procesados por los servicios públicos.

La mayoría de trabajadores afectados por ERTE, que a fecha de ayer sumaban 148.295 en Euskadi, no podrá cobrar la prestación de paro hasta mayo. Así lo dejó entrever la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante su comparecencia al presentar los datos del desempleo. La razón es que su aprobación por parte de la autoridad laboral –en el caso de Euskadi, el Departamento de Trabajo del Gobierno vasco–, con cinco días para los de fuerza mayor, es solo una parte del proceso. Por otro lado, las empresas tienen que tramitar la solicitud de la prestación de paro de los trabajadores ante el SEPE, el antiguo Inem, que es el que paga.

Los empresarios plantean ya al Gobierno una desescalada de sus medidas económicas de choque acompañadas al levantamiento del estado de alarma sanitario, que ya se da por hecho que será gradual. Centenares de miles de grandes y pequeñas empresas junto a millones de trabajadores asistieron ayer atónitos a la presentación del cuadro laboral que supone un inédito proceso de hibernación económica. CEOE: «Entendemos imprescindible eliminar el límite al uso de los ERTE». CEPYME: «No volveremos al mismo momento de actividad anterior al confinamiento».

El histórico impacto que la pandemia del coronavirus Covid-19 ha causado en solo unas semanas en el empleo en España amenaza con tener un acusado eco en sus cuentas públicas en los próximos meses. La emergencia sanitaria, unida a las férreas medidas de contención puestas en marcha al amparo del estado de alarma, incluyendo el cierre de toda la actividad no esencial y el confinamiento de los españoles en sus hogares, más los planes de rescate empresarial, laboral y social anunciados por el Gobierno dispararán con fuerza el déficit público del país, tal y como reconoció ayer el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. “El déficit público va a elevarse aquí y en todos los países del mundo de una manera significativa”. 

El histórico golpe al empleo que la pandemia de coronavirus ha asestado a España en el mes de marzo ha restado prácticamente todo el avance logrado por la economía del país en el primer trimestre del año frente al cierre de 2019 y llevará al PIB a negativo en el segundo trimestre. Esta es, al menos, la estimación preliminar realizada ayer por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) a la luz de las cifras de pérdida de afiliación y aumento del paro publicadas por el Gobierno. Las cifras, detallaba en un comunicado la Airef, “comienzan a indicar un cambio drástico en las estimaciones de crecimiento trimestral” que apuntan a una caída intertrimestral de casi un punto de PIB entre abril y junio. La economía española sufrirá un retroceso intertrimestral del 0,9%.

Iberdrola quiere convertirse en uno de los motores de la recuperación de la economía para contribuir a restañar, en la medida de lo posible, las heridas que genere la pandemia del Covid19. Así lo indicó ayer su presidente, Ignacio Galán, en el transcurso de la junta de accionistas de la compañía, celebrada a puerta cerrada, mediante videoconferencia y con participación telemática. Galán anticipó que la empresa va a reforzar sus inversiones hasta alcanzar un récord este año de 10.000 millones de euros y que ya ha anticipado compras a sus proveedores por importe de 3.800, algo que tendrá una incidencia directa y beneficiosa en el sector de bienes de equipo eléctrico del País Vasco.

El petróleo sale de la espiral destructiva de las últimas semanas, que lo llevó a desplomarse hasta mínimos desconocidos desde 2002 y se anotó la mejor jornada de su historia con un repunte superior al 20% en el Brent y del 25% en el Texas. El crudo de referencia en Europa llegó a sumar más de un 30% –hasta los 31,21 dólares por barril– al calor de las declaraciones del presidente Trump, que adelantó que Arabia Saudí y Rusia, enfrentados por la cantidad de crudo que debe haber en el mercado, se acercan a un acuerdo para enterrar la guerra de precios: un recorte de la producción de petróleo de al menos 10 millones de barriles diarios que puede ampliarse a 15.

Los ministros de economía de la zona euro parecen dispuestos a desplegar finalmente una primera línea de defensa frente a la crisis económica desencadenada por la pandemia de la Covid-19. Los documentos elaborados para la cita virtual del martes, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, detallan la intervención en ciernes y amplían por primera vez el alcance de las medidas que se esperan de organismos como el fondo de rescate o Mede. El plan se elevará a una cumbre que podría celebrarse también la próxima semana, y se espera que sea el arranque de “una respuesta fuerte y coordinada (…) frente a unos desafíos económicos sin precedentes”, según la descripción recogida en los documentos.

Ayer se registró otro aumento de peticiones de la prestación de paro sin precedentes en Estados Unidos en la última semana, duplicando el récord de la anterior y dando una idea de la dimensión de la crisis económica desatada por el coronavirus, peor incluso que la Gran Recesión, como anticipan ya Gobiernos y analistas. Las peticiones de ayuda por desempleo alcanzaron la semana pasada otra marca inédita, 6,6 millones, el doble que la anterior, cuando crecieron de golpe en 3,3 millones, informó ayer el Departamento de Trabajo, según recoge Efe. El total de estadounidenses afectados en solo 15 días se acerca ya a la abrumadora cifra de 10 millones. Antes de que la pandemia golpeara con fuerza a EE UU, a principios de marzo, las solicitudes eran anecdóticas, 24.000, y la tasa de paro era apenas del 3,6%. La previsión es que llegue ahora al 13%.

Hay líderes políticos que se han resistido con más dureza a implantar acciones contundentes contra la Covid-19, en contra de las recomendaciones de los científicos. Casos significativos son los de Donald Trump en EE UU y Jair Bolsonaro en Brasil, que llegaron a afirmar que el virus se esfumaría con el calor primaveral y que era poco más que una gripe leve, aunque han acabado admitiendo la magnitud del problema. Otros, como el bielorruso Aleksander Lukashenko, siguen pensando que se trata de una enfermedad ordinaria que se combate practicando hockey sobre hielo (deporte rey de la antigua república soviética) y bebiendo vodka.

La epidemia de coronavirus sigue dando muestras de haberse estabilizado en Euskadi durante los últimos días tras la gran expansión y el incremento de contagios experimentados la semana pasada. Hasta el punto de que Osakidetza aprecia ya «un menor número de personas que inician síntomas» y constata «un descenso de las consultas en los centros de salud y de hospitalizaciones» relacionadas con el Covid-19. Así lo destacó ayer la consejera de Salud del Gobierno Vasco, Nekane Murga, durante una comparecencia en el Parlamento Vasco para dar cuenta de la situación de la pandemia y de las actuaciones del Gobierno autonómico para hacer frente a la crisis sanitaria. Una sesión en la que también intervino el lehendakari, Iñigo Urkullu, quien fue incluso más allá asegurando que «hemos contenido al virus».

Este repunte no altera, sin embargo, una tendencia de desaceleración en términos relativos que se viene observando desde el 25 de marzo. Esto es posible porque, como los casos son cada vez más numerosos, la cantidad relativa de fallecimientos, a pesar de subir en términos absolutos, baja en porcentuales. Las buenas noticias de verdad, el cambio de tendencia en la curva, llegarán cuando comience una caída sostenida también en los números absolutos. Pero los expertos aseguran que este fenómeno no describirá una V invertida, sino más bien una U, con una meseta de estabilización antes de que comience el descenso. Los porcentajes muestran cómo España se encamina hacia esa meseta.