‘Empresa vasca y medioambiente, una historia de éxito’

Por Amaia López Iriondo- Confebask, Departamento Medioambiente

 

‘Las buenas prácticas medioambientales de la empresa vasca refuerzan su competitividad y posicionamiento exterior.

2016-11-26

Todos sabemos que la UE cuenta con algunas de las normas medioambientales más estrictas del mundo. La política medioambiental europea se basa en los principios de cautela, prevención, corrección de la contaminación en su fuente y de que «quien contamina paga».  Y sin embargo, los resultados son limitados.

Tras años de dura legislación, tanto la UE como la propia ONU reconocen ahora que, para mejorar,  hay que contar con las empresas. Y colaborar para hacerles ver que la inversión en mejoras medioambientales puede ser o puro coste, o una gran oportunidad para mejorar su competitividad. En definitiva, que la salvaguarda de la naturaleza y calidad de vida, por un lado, y la competitividad de las empresas, por otro lado, son dos objetivos que pueden y deben ir de la mano.

De ahí que la Hoja de ruta hacia una Europa eficiente incluya esa simbiosis entre el cuidado del medioambiente y  la competitividad de las empresas. En ella se explica cómo avanzar hacia una economía más sostenible gracias a iniciativas que estimulen mayor innovación a corto plazo y beneficios económicos y medioambientales a largo plazo.

En este sentido, Euskadi, tradicionalmente cuna de empresarios/as y emprendedores comprometidos con la inversión y los proyectos de largo plazo, asume esa simbiosis y se ha convertido a día de hoy en una de las regiones europeas más comprometidas con el Medio Ambiente.

Esto no se debe a una mera casualidad. La transformación medioambiental que el País ha conocido durante los últimos 30 años, es reflejo de esa asunción y de la conjunción de las distintas voluntades y sensibilidades que han coexistido en la sociedad vasca, entre otras, la voluntad política y la empresarial.

Hoy por hoy numerosas empresas vascas ven que el Medio Ambiente no sólo no debe entenderse como una carga, sino que debe asumirse como una oportunidad clara de mejora competitiva, conjugando lo ecológico y  lo económico, buscando la rentabilidad económica y social del medio ambiente (ambas cosas compatibles) y considerando el medioambiente como factor de generación de riqueza, empleo de calidad e innovación.

Algunos buenos ejemplos, se vieron hace unas semanas en el “Ekosteguna- Jueves de Ecoeficiencia” sobre intercambio de buenas prácticas de minimización de materiales y residuos,  organizado por la Sociedad Pública de Medio Ambiente IHOBE  con el respaldo de Confebask. Además, hace dos años, 10 grandes empresas vascas presentaron sus iniciativas medioambientales con las que  consiguieron eliminar miles de toneladas de residuos peligrosos para el medioambiente, tales como adhesivos sellantes, aceite industrial, viruta de mecanización o fosfatos. Y este año, han sido 8 las empresas que han presentado sus buenas prácticas y otras  154 más las que han aplicado más de 100 medidas específicas con las que han conseguido eliminar más de 2.500 toneladas anuales de residuos peligrosos.

Del análisis y del intercambio de todas estas experiencias, con  cifras reales, se constata que la mayoría de buenas prácticas empresariales dedicadas a la reducción de los residuos industriales peligrosos, tienen una influencia clara y directa, además de en la mejora medioambiental del entorno, en otros aspectos importantes de la empresa, tales como niveles de productividad, coste eficiencia del producto, innovación tecnológica, la optimización de las materias primas, las condiciones de trabajo y seguridad en el puesto, el posicionamiento en mercados internacionales o la imagen de la empresa.

En Euskadi, el binomio empresa - medioambiente lleva muchos años funcionando, y si comparamos la situación actual con la que teníamos hace 40 años, se puede decir que es una historia de éxito.