Incertidumbre y gobernabilidad

Desde la celebración de las pasadas elecciones a los empresarios vascos se nos ha interpelado repetidamente por nuestra opinión sobre posibles pactos, acuerdos de gobierno, y sobre los efectos de la incertidumbre para la economía vasca.

La respuesta ha sido la misma: Confebask no tiene preferencia por  unas siglas u otras. Lo que los empresarios queremos es un marco estable, unas reglas ciertas para saber  a qué atenernos y con qué efectos ciertos y previsibles sobre nuestros proyectos empresariales. Dicho de otro modo: en qué campo, bajo qué reglamento y con qué balón vamos a jugar  el partido. Dos meses y medio después de las elecciones  todo eso sigue en el aire. Y lo que está ocurriendo con el retraso sobre la necesaria reforma eléctrica para el acero y la industria vasca en general es un claro ejemplo de los efectos que provoca esta situación.

A día de hoy no sabemos si se constituirá Gobierno o habrá que celebrar nuevas elecciones, o si de conformar Gobierno se pretenderá subir o bajar los impuestos, o si la reforma laboral se derogará a o no (aunque sobre esta última materia estamos firmemente convencidos de que ha evitado numerosos despidos: la Comisión Europea dijo hace una semana que había salvado 400.000 empleos en todo el estado español). Son muchas las empresas  que  no saben con certeza cuál será el panorama legal y regulatorio de aquí a finales de año. Y eso, retrae inversiones, provoca salida de capitales, y también un encarecimiento de la financiación tanto pública como privada al revisarse la calidad de la deuda española.

Es cierto que en Euskadi, afortunadamente, los empresarios gozamos de un entorno institucional  estable, con unas política públicas claramente definidas, … aunque entendamos también  que, en algunos aspectos al menos, como es la fiscalidad empresarial,  se debería mejorar. Pero, cuando menos, a día de hoy sabemos en qué terreno nos tenemos que mover, hecha la importante salvedad de la reforma eléctrica a la que aludía antes, y que no depende de las instituciones  vascas.

Aquí la inversión extranjera ha aumentado en 2015, y las perspectivas de crecimiento de la economía vasca, y el empleo, se mantienen sólidas para este año. Sin embargo, si la incertidumbre sobre la formación del gobierno del estado español se alarga demasiado - y el riesgo existe - la economía española amenaza con resentirse de forma importante. Y si a la economía española le va mal, a nosotros también nos irá mal. 

En definitiva, hoy en día es deseable y también necesario  que los políticos tengan la altura de  miras y la capacidad necesaria para poner los intereses generales por encima de los suyos propios. En un momento en el que los empresarios vascos estamos abogando por un cambio en las relaciones laborales de la empresa, en donde la confianza, la mutua colaboración empresario / trabajador,  y la transparencia sustituyan a la tradicional confrontación, a los políticos les pedimos lo mismo. Y más en un momento, en el que están  llegando, un día sí y otro también, señales muy contradictorias sobre la marcha de la economía. Estamos a tiempo… todavía.