20200317

La patronal vasca, Confebask, ha remitido al Gobierno vasco un documento en el que pide que se adopten algunas medidas urgentes con el objetivo de paliar los efectos de la crisis económica que llega pareja a la pandemia del coronavirus y que, previsiblemente, dejará una huella a medio plazo en el tejido productivo, en la liquidez de las empresas y también en las economías familiares. En síntesis, son medidas que tratan de agilizar los trámites más urgentes, ligados a los ajustes de plantillas; complementos de retribuciones para las familias afectadas por la interrupción del trabajo; y medidas financieras para evitar el colapso de la tesorería en pymes y autónomos. Asimismo, llama a hacer los esfuerzos necesarios, tanto por parte de las empresas como de los trabajadores y las instituciones, para mantener la actividad en la mayor parte de las empresas donde sea posible, salvaguardando la salud de las personas, y a fin de evitar impactos económicos y en el empleo más traumáticos que los que hasta ahora se han producido. Ver más en Confebask. 

Las primeras factorías en detenerse fueron las alavesas de Michelin (con 3.300 trabajadores) en la noche del domingo y Mercedes-Benz Vitoria (con otros 5.000) ayer por la mañana, las dos principales fábricas de Euskadi. Luego, la decisión de interrumpir la producción se fue ampliando a grupos como la ferroviaria CAF (en sus plantas de Beasain, Irún y Zaragoza, con 4.300 profesionales ), el fabricante de autobuses Irizar (en las fábricas de Ormaiztegi y Aduna, que suman unos 1.000 empleados) o la multinacional de amortiguadores Monroe en Ermua (650 de plantilla). El grupo de máquina herramienta Danobat está en servicios mínimos y el fabricante de ascensores Orona no pudo especificar si mantendrá la producción. En algunos casos fue por decisión patronal y en otros, forzados por las protestas de los trabajadores que pedían seguridad. 

Las restricciones que se están imponiendo para contener el contagio alcanzan cada vez a más sectores. Solo con el cierre de todos los bares y restaurantes decretado, junto con la parte del comercio obligada a echar la persiana, se han quedado en el aire en Euskadi 30.500 negocios y 150.000 empleos. Pero si se incluye a otros ámbitos clausurados como el turismo, las agencias de viajes y los centros educativos y de actividades, el impacto ya llega al 25% del empleo, según estimaciones de Confebask. Eso son 245.000 puestos de trabajo en la cuerda floja en un momento en el que el País Vasco había conseguido reducir el paro por debajo del 10% y situarlo en 117.230 personas.

El decreto que declaró el estado de alarma, publicado en la madrugada del domingo por el Gobierno central, ya ha suspendido todos los plazos que existían para el pago de impuestos, que se retomarán previsiblemente con un cambio de fechas cuando se normalice la situación. Pero eso no es suficiente, porque lo que está ahora en juego no es el día en que hay que pagar los impuestos sino la incertidumbre, en especial en las pequeñas y medianas empresas y en los autónomos, de si tendrán o no dinero para hacerlo. En este contexto, las diputaciones vascas se han comprometido a estudiar hoy medidas concretas en los respectivos consejos de gobierno que permitan alargar los plazos e incluso conceder algunas ventajas fiscales.

El Gobierno busca aprobar hoy en el Consejo de Ministros un segundo paquete de medidas para hacer frente a los efectos económicos del coronavirus y de las actuaciones para su contención. El Ejecutivo pondrá el foco en el alivio de las situaciones de estrés que puedan estar viviendo las empresas en términos de liquidez y tesorería. Si bien en otros países los gobiernos han dado apoyo vía avales a las empresas, la ministra de Economía, Nadia Calviño, habló ayer de ofrecer «garantías de liquidez» al sector privado. El Ejecutivo puede tocar otras teclas, como las cotizaciones sociales. Estaba previsto que en el Consejo de Ministros de hace una semana se aprobara una moratoria de las cotizaciones a la Seguridad Social para empresas y trabajadores por cuenta propia, pero se decidió retrasarla por el compromiso adquirido por el Gobierno de tratar la cuestión con los interlocutores sociales, patronal y sindicatos.

Los efectos que el coronavirus pueda tener en la economía española dependerán del grado de la crisis y del tiempo que estén en vigor las medidas. Debe taparse la hemorragia con medidas de cortísimo plazo, pero que sólo servirán siempre que vayan acompañadas de medidas estructurales. Esa salvaguarda de nuestra estructura económica sólo puede lograrse, desde el sostenimiento en el cortísimo plazo del tejido productivo, con la generación de confianza para el medio y largo plazo, para que mejoren las expectativas de los agentes económicos, para que los mercados puedan calmarse y la inversión no se desvanezca. Por eso, las medidas del corto plazo, como apoyo a la liquidez de las empresas, especialmente de pymes y autónomos son esenciales. 

hina amaneció sobresaltada ayer. No porque los nuevos contagios del coronavirus hubiesen aumentado, sino porque se comenzó a cuantificar el daño económico que está provocando. Y es mucho mayor de lo vaticinado: en enero y febrero, la inversión en activos fijos se desplomó un 24,5%, el consumo un 20,5% y la producción industrial un 13,5%. Son datos que reflejan la inactividad que ha regido la segunda potencia mundial desde que el 23 de enero Pekín decretó primero la cuarentena de Wuhan, epicentro de la infección, y luego del resto de la provincia de Hubei.

El Eurogrupo cifra en el 1% del PIB su primera respuesta al Covid-19, el FMI ofrece un billón de dólares y el G7 «todos los instrumentos posibles». «Potente», «masiva», «contundente», e incluso, «de economía de guerra». Todos estos términos califican la reacción global para contener el impacto del coronavirus. Y todos ellos confluyeron ayer con el anuncio de una sucesión de compromisos firmados por distintos organismos internacionales que tienen como objetivo evitar la debacle. El Fondo Monetario Internacional (FMI), el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y la Unión Europea, a través del club de los Diecinueve que comparten el euro, confirmaron que desplegarán la artillería necesaria para confrontar los efectos de la crisis sanitaria. El objetivo final, que el escenario de recesión, ya inevitable, dure lo menos posible. 

El petróleo sufrió ayer un nuevo desplome, hasta los 30 dólares por barril, debido al parón de buena parte de la economía en cada vez más regiones del mundo, en un momento en el que los dos mayores exportadores de crudo, Arabia Saudí y Rusia, están inmersos en una guerra para ganar cuota de mercado a expensas del resto de sus socios. Y esto, a su vez, puede tener fuertes repercusiones en las finanzas de los petroestados y las empresas del sector, que podrían tener problemas para pagar sus deudas, lo que supondría un duro golpe para el sistema financiero. En el lado contrario, los países europeos disfrutarán de un cierto ahorro que les permitiría paliar en cierta medida los efectos del coronavirus.

Europa se aísla y se confina para luchar contra la pandemia del coronavirus. En una primicia histórica, la Comisión Europea propuso ayer prohibir la entrada en su territorio a los ciudadanos extracomunitarios durante al menos 30 días, y someter a estrictos controles a las personas que, de manera excepcional, puedan cruzar la frontera durante ese período. La medida, que se espera aprobar hoy en una cumbre europea extraordinaria, supondrá el fin temporal de cualquier viaje no imprescindible con destino a Europa, sea por tierra, mar o aire.

España controlará desde hoy el paso de personas en sus fronteras terrestres para contener la expansión del coronavirus. El Gobierno decidió ayer suspender el tratado de Schengen, en consonancia con la decisión del consejo de ministros de Sanidad e Interior de la UE. “Solo se permitirá el acceso a españoles, residentes, ciudadanos transfronterizos, personas que acrediten razones de fuerza mayor y personal diplomático”, explicó Grande-Marlaska. El cierre no afecta al transporte de mercancías, pero no se descarta ampliarlo a fronteras aéreas y marítimas. sus cuatro comparecencias anteriores. “Ahora cada minuto cuenta en vidas humanas y por eso es importante que todos rememos en la misma dirección. Estamos todos juntos en esto”, señaló.

Todo el país está pendiente de la evolución de una curva, la que marca el número de contagios por coronavirus, que ayer ascendió a 9.191 casos confirmados y que rebasará hoy, con toda seguridad, los 10.000 infectados que vaticinó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el sábado pasado cuando decretó el estado de alarma. De su crecimiento o de si se logra frenar esta línea hasta ahora ascendente dependerá el restablecimiento de la vida normal de millones de ciudadanos y la supervivencia de otros miles, aunque esto no se podrá vislumbrar con certeza «en los próximos tres o cuatro días». El Ejecutivo no oculta que se avecina una carrera de fondo y ayer empezó a preparar el terreno para prorrogar las medidas de emergencia actuales más allá de los quince días previstos inicialmente en la Constitución.

 De estas muertes nueve tuvieron lugar en Álava, tres en Bizkaia y dos en Gipuzkoa. «Todas estas personas tenían una edad avanzada y patologías previas», detalló el responsable sanitario. La cifra total de defunciones en Euskadi desde el inicio de la epidemia alcanza las 36. Lo que es ya una tendencia es el número de nuevos contagios. Al igual que el domingo, rozaron el centenar. En esta ocasión se quedaron en 97. El día anterior fueron 102. Se trata todos ellos de infectados que presentan una clínica respiratoria aguda grave. 

La vertiginosa evolución de los acontecimientos durante el fin de semana, con el país entero confinado para contener la expansión del coronavirus, no dejaba más salida que aplazar las elecciones autonómicas del 5 de abril. Una cita inviable en las actuales circunstancias, no solo por la altísima concentración de personas en lugares públicos sino por la amenaza de un récord de abstención a la francesa (el país galo celebró la primera vuelta de las municipales el domingo), un referente que dejó de serlo a medida que se multiplicaban los contagios. Ya estaban decididas incluso las medidas preventivas (desinfección, gestión de colas, profilaxis), pero el espejo francés se quebró definitivamente con la reclusión forzosa dictada el sábado por el Gobierno central.