20200310

El parón que ha sufrido la producción en China comenzará a notarse en la industria vasca –en la que se utilizan algunos de esos componentes– en el «plazo de dos o tres semanas». La estimación fue realizada ayer por la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia. La consejera, junto con el responsable de Hacienda, Pedro Azpiazu, y la titular de la cartera de Turismo, Sonia Pérez, mantendrá un encuentro hoy con representantes de la patronal vasca, de las cámaras de comercio y de los sindicatos. El objetivo, apuntan fuentes del Ejecutivo, es evaluar la situación que se ha creado con la epidemia del coronavirus; también aterrizar sobre su impacto en la economía e incluso avanzar algunas medidas. 

Las más de 40 firmas instaladas allí con una decena de plantas en el país se mantienen en funcionamiento tras adoptar un protocolo. Las restricciones están afectando más a los negocios de comercio, turismo y hostelería. El decreto aprobado por el Gobierno de Conte pone en aislamiento a todo el país, lo que supone un varapalo brutal para todos los negocios hosteleros, comerciales y turísticos. Pero se ha dejado margen para que la industria siga funcionando. Así lo relatan empresas vascas instaladas allí, que siguen activas aunque han implantado protocolos ante riesgos como un operario contagiado. Son un total de 42 firmas, con una decena de plantas productivas. Entre las que tienen fábrica figuran Cie Automotive, Maier, Danobat, Tubacex, Vidrala, Copreci y Orkli. Conocer su actuación sirve de referencia ante una situación que probablemente se reproduzca en Euskadi en solo unas semanas.

El coronavirus va a tener un impacto menos benigno para la economía de lo que vaticinaba hace tan solo unos días, con un declive temporal de la actividad seguido de una intensa recuperación, borrando el terreno perdido –una evolución en forma de V–. En primer lugar, porque la epidemia se produce en un momento de debilidad para la economía global, y singularmente la europea. Varios países como Italia estaban ya al borde de la recesión, y otros, como el nuestro, en fase de desaceleración. Un “cisne negro” como la crisis sanitaria que sobreviene en un momento coyuntural ya plagado de incertidumbres es perjudicial para la confianza, ingrediente clave de las decisiones de inversión, especialmente la internacional, y de consumo.

oda Italia está en cuarentena por el coronavirus. El primer ministro, Giuseppe Conte, extendió anoche a todo el país las férreas restricciones al movimiento de personas que estaban en vigor desde el día anterior en Lombardía y en 14 provincias del norte, la zona más golpeada por esta epidemia que sumó ayer casi 1.800 nuevos casos y un centenar de muertos adicionales. Italia contabiliza ya más de 9.000 contagios y 463 fallecimientos y es la segunda nación del mundo con más afectados después de China. Conte justificó esta decisión, que calificó de «grave», por la necesidad de proteger a los más vulnerables ante la explosión de la epidemia, que puede provocar el colapso del sistema sanitario en Lombardía.

Un lunes sencillamente horrible. Como casi no se recordaba desde los peores días de la recesión. El crudo estuvo a punto de robarle ayer el protagonismo a la Bolsa. Pero el barril fue una víctima más del coronavirus y terminó convirtiéndose en un agravante del desplome de las acciones por los efectos de su caída en las petroleras y en los países productores del ‘oro negro’. El Ibex vuelve al nivel de 2016 por temor a que la epidemia dañe a la economía de forma más profunda y persistente. 

La volatilidad extrema se apodera del mercado petrolero, con la cotización en caída libre. El crudo se dejó ayer casi la cuarta parte de su valor tras la ruptura el viernes entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, el gran cartel petrolero mundial) y Rusia, en su intento por recortar la oferta, compensar el descenso de la demanda y contener así el descalabro de precios por la epidemia de coronavirus. Es el mayor colapso desde enero de 1991, en los estertores de la Guerra del Golfo. El crudo se ha convertido, de la noche a la mañana, en el principal factor de incertidumbre para los mercados financieros a escala global.

El brote de coronavirus ha aumentado a un «ritmo alarmante» y la enfermedad se está expandiendo a multitud de países de todo el mundo, constató ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI). La magnitud del fenómeno ha provocado en términos económicos que la oferta y la demanda de bienes esté cayendo a un nivel que no se había observado «en epidemias recientes ni incluso después de los ataques del 11 de septiembre», añadió el organismo monetario internacional. De ahí que su economista jefe, Gita Gopinath, subrayara que el objetivo ahora es «evitar que una crisis temporal perjudique permanentemente a personas y empresas» por la pérdida de empleos y las quiebras económicas.

En China lo tienen claro: prácticamente han ganado la batalla contra el coronavirus. Al menos, ése es el mensaje propagandístico que lanzan desde Pekín. Los cierres de ciudades, las estrictas cuarentenas y el control de los movimientos de la población han funcionado. Este fin de semana, por primera vez desde que empezara la crisis del coronavirus a mediados de enero, el país se despertó con menos de 100 nuevos casos de contagio. la tendencia a la baja prosiguió el lunes, con 44 nuevos infectados.

Doce días después de los primeros contagios en Euskadi, el avance significativo del virus hasta alcanzar los 148 positivos, entre ellos tres menores, y seis fallecidos ha obligado al Gobierno vasco a endurecer las medidas restrictivas, por ahora en Vitoria y Labastida. Más de 60.000 escolares y universitarios alaveses se quedarán sin clases, al menos, durante dos semanas. Euskadi vive desde ayer una situación excepcional con epicentro en Vitoria. La expansión del coronavirus ha obligado al Gobierno vasco a modificar de forma sustancial los protocolos activados hasta la fecha para intentar controlar la epidemia al constatar que la situación amenaza con desbordarse. 

La Junta Electoral vasca tiene en sus manos las restricciones o incluso la suspensión de unos comicios amenazados por la abstención. A once días de que arranque, el viernes 20 de marzo, la campaña electoral de las autonómicas vascas, la evolución de la epidemia, que en los últimos días ha duplicado los contagios, y el previsible endurecimiento de las medidas para contener su expansión, ponen en simbólica cuarentena los mitines o incluso la propia celebración de los comicios en circunstancias normales.

El escenario de la epidemia de coronavirus en España ha cambiado. Con más de 1.200 casos —el doble que el día anterior—, los hospitales madrileños sobrecargados —en algunos casos saturados—, al menos 74 personas en la UCI y 30 víctimas mortales, el Gobierno asumió ayer por primera vez que existen focos fuera de control y que la fase de contención ha sido superada. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, compareció para anunciar medidas de distanciamiento social en las zonas de “transmisión alta”: Madrid, con 578 positivos confirmados, y Álava, que concentra 122 de los 149 del País Vasco. La nueva fase es de “contención reforzada”.

El grupo norteamericano WatchGuard ha comprado la firma de ciberseguridad Panda Security, nacida en Bilbao en 1990. Los nuevos propietarios de Panda tienen su sede en Seattle y están centrados en seguridad de red, wi-fi segura y autenticación multifactor. Esta venta se produce después de que los hasta ahora dueños de Panda Security, un grupo compuesto por tres fondos de capital riesgo –Gala Capital, Investindustrial e IPW (Investing Profit Wisely)–, pusieran el cartel de ‘se vende’ hace un par de semanas. Panda había realizado la última reordenación de su accionariado en 2018, aunque el inicio de los cambios se produjo en 2007 cuando los fundadores redujeron su participación. 

La construcción registró en 2019 otro buen año en la Comunidad Autónoma Vasca con un incremento de su actividad del 7,9% mientras que el empleo también subió un 3,2%. La evolución positiva de este sector económico durante los últimos años en Euskadi permite concluir que atrás quedó una crisis que golpeó con dureza a la actividad constructora hasta dejarla en una maltrecha situación de la que le costó recuperarse más que otros sectores.

MásMóvil, cuarto operador integral de telecomunicaciones en España y con sede en San Sebastián, y la tecnológica vizcaína Dominion ultiman el arranque de ‘Guuk’, un nuevo operador telefónico que trabajará en exclusiva en el País Vasco y que ambos socios presentan como «un proyecto de país especialmente concebido y diseñado para el público de Euskadi, que tendrá un presidente y un primer ejecutivo vascos».